La mente de un fanático del deporte
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Siempre he tenido mucha curiosidad por el fanatismo deportivo que desprenden algunos individuos, sobre todo en épocas como la actual, que se están jugando los Juegos Olímpicos, u otras como la pasada Eurocopa, donde el fanatismo por la selección española era de otro mundo. Si, también he llegado a tener discusiones con fanáticos por odiar que vayan tocando el claxon y molestando a los que nos da igual el fútbol, pero esto es otra historia. Hoy nos adentraremos en la mente de estos fanáticos, diferenciando a los verdaderos fanáticos y los “mercenarios”, y en lo raro que llega a ser a veces su comportamiento a nivel psicológico.
El fan verdadero y el falso: BIRGing y CORFing
Seguro que conocéis este fenómeno, aunque no con estos nombres particularmente (yo tampoco los conocía).
Por una parte, el BIRGing es el “disfrute de la gloria refleja”. Es decir, cuando tu equipo gana, dices “hemos ganado”, como si tu mismo hubieras jugado el partido, y te sientes bien al día siguiente de la victoria. Y cuanto más te identificas con el equipo, mejor te sientes. Son los típicos fans que al día siguiente llevan la camiseta de su equipo o algún tipo de símbolo identificatorio (por ejemplo, la camiseta de la selección española durante la última Eurocopa).
Por el contrario, el CORFing, o “corte del fracaso reflejo”. Es decir, tu equipo es derrotado y pretendes distanciarte de el, como si la cosa no fuera contigo. No “habéis” perdió, sino que “ellos han perdido”. Y al día siguiente ni en broma llevarías la camiseta de tu equipo. Estos son los fanáticos falsos o volubles, son como una montaña rusa, están para los buenos momentos pero no para los malos.
La desinhibición en el campo (o en el bar de turno):
Otro de los aspectos que me resulta extraño de los fans deportivos (y que yo mismo he sufrido), es el tema de la desinhibición. Es decir, el momento donde te pones a gritar y saltar, o a acordarte de la familia del árbitro que va en contra de tu equipo. Y esto lo hacen incluso personas que normalmente son tímidas, pero al estar rodeados de gente que hace lo mismo, la timidez ya no importa. La parte mala de la historia es cuando nos pasamos de desinhibición y tienen que intervenir la policía para evitar males mayores (que, por desgracia, acaban sucediendo alguna que otra vez).
El condicionamiento supersticioso:
Los fans deportivos tienen un gran nivel de superstición. Personalmente yo creo que delegar tu suerte a un símbolo u objeto me parece una tontería, pero es muy respetable para todas aquellas personas que crean en ello y se sientan bien así, no me malinterpretéis. Skinner descubrió este efecto cuando entrenaba a palomas para que consiguieran comida y estas tenían comportamientos extraños, que no eran necesarios para conseguir el alimento, pero que parece ser que “pensaban” que era necesario realizar. Por ejemplo das vueltas sobre si mismas o hacer bailes extraños.
La conexión entre las palomas y los aficionados deportivos está en la superstición, ya que ambos, tanto las palomas como los fans, tienen comportamientos que realmente no son necesarios para el fin que buscan. Por ejemplo, ponerse una ropa determinada para que gane su equipo, hacer algún baile especial, tener un ritual determinado… Son supersticiones, simples supersticiones, que realmente no está comprobado que funcionen o no.
El sesgo de endogrupo y exogrupo:
Esto es otro tema que no entiendo. Consiste, ni más ni menos, que en el fenómeno psicológico de “odio” hacía los aficionados del equipo contrario. El grupo de un equipo hace una piña, y el otro grupo, de un equipo diferente, es el “grupo externo”, y lo excluyen. Es un poco exagerado, pero sucede. Solo por ser de equipos diferentes ya no se pueden llevar bien. Curioso.
Jugar “en casa” da suerte:
Por último, está el tema de “jugar en casa”. No recuerdo cuantísimas veces he escuchado a algún aficionado decir con la boca llena que “ganaremos, porque jugamos en casa”. Supongo que eso estarán pensando ahora los deportistas británicos, aunque no estoy muy atento a sus resultados.
Esta “ventaja” por jugar en casa viene a referirse a la familiaridad que tiene el equipo con el campo, además de tener a sus incondicionales fans animando desde las gradas y no tener que viajar (que también cansa). Sin embargo, el psicólogo Roy Baumeister apoya la llamada “hipótesis del choche en casa”, que predice que un equipo que juega en su propio campo tiene más probabilidades de perder una final, ya que su auto-conciencia aumenta patológicamente y no se centran en el juego, sino que se centran en los aficionados y sus sentimientos, o en como celebraran la victoria.
La psicología del aficionado deportivo tiene más entresijos de los que creíais, ¿verdad? Es un tema interesante, y más aún en épocas de deporte como esta con los juegos de Londres. Espero que los disfrutéis, si sois aficionados al deporte, y si no podéis seguir leyendo curiosidades como las de hoy, porque durante estos días os explicaremos muchas más.
Vía: Psychology Today.
Imagen: Reuters.