Descubren la clave para quemar grasa más rápido
Químicos de la Universidad de Copenhague han hallado lo que han denominado “posiblemente, el descubrimiento más importante de la enzimología”. Esta palabra, “enzimología”, hace referencia a la ciencia que estudia las enzimas, siendo estas generalmente unas proteínas con funciones específicas en nuestro cuerpo. Y es que, han descubierto que las enzimas implicadas en la descomposición de la grasa pueden ser manipuladas para triplicar su trabajo, gracias a la activación de un “interruptor molecular” hallado recientemente por estos científicos. Ser capaces de controlar este botón químico en todas las enzimas, encenderlo y apagarlo, podría tener enormes implicaciones para la cura de enfermedades relacionadas con la obesidad como la diabetes, enfermedad cardiovascular, accidente cerebrovascular e incluso problemas de la piel, como el acné.
Y no parece tan utópico porque los resultados sugieren que este interruptor puede ser una característica común de muchas enzimas más. Esto hace que los científicos hayan depositado muchas esperanzas en su confirmación, pues si se encuentra que varias enzimas utilizan las mismas vías como es este “interruptor molecular”, se abrirían “las puerta a la comprensión (y tal vez a la cura), de una amplia gama de enfermedades”, asegura el profesor Dimitrios Stamou
Contradiciendo las ideas previas
Este hallazgo, publicado en el Journal of the American Chemical Society, contradice la comprensión anterior de cómo las células controlan la función de las enzimas. Los investigadores creían que las enzimas trabajan continuamente con distintos niveles de eficiencia. Sin embargo aseguran que en realidad las enzimas son muy perezosas y ponen como ejemplo comparativo a los obreros de una construcción que trabajan a una eficiencia fija una determinada cantidad de tiempo (las horas de trabajo) y luego descansan.
Así, gracias al nuevo descubrimiento, lo que se consigue es aumentar las horas de trabajo de las enzimas. En concreto, los científicos de la Universidad de Copenhague han conseguido que las enzimas lipasas, encargadas de digerir las grasas procedentes de la alimentación pasen de actuar un 15% del tiempo a un 45%.
Antes se trataba de cambiar la forma de las enzimas para hacerlas más eficientes pero era un proceso complejo y muchas veces casi imposible de conseguir. Hatzakis, uno de los responsables de estos hallazgos comenta que
Cambiar la forma de una herramienta para conseguir más eficiencia siempre es complicado, ya sea de un serrucho de carpintería o de una enzima. Pero trabajar más horas con una misma herramienta en mucho más sencillo. Esto es lo que hemos logrado, que las enzimas trabajen más horas.
Emitiendo luz
Para llevar a cabo los estudios los investigadores eligieron la enzima lipasa que se encarga de hacer la digestión de las grasas que ingerimos al “devorarlas”. Para ver si aumentaba la eficiencia de la lipasa utilizaron una “grasa” que emitía luz cada vez que la enzima lipasa le “daba un mordisco”. Esto, como sabréis es un experimento “in vitro”, sin embargo para poder extrapolar tales hallazgos a “in vivo” los autores colocaron las enzimas en unas paredes de células artificiales.
Así, Dimitrios Stamou concluye:
Ahora que hemos entendido cómo cambiar las enzimas dentro y fuera de nosotros, podríamos utilizar este conocimiento en un futuro para curar enfermedades.
Queda por comprobar si podremos llegar a manipular de igual forma a otras enzimas implicadas en diversas enfermedades tal y como sugieren los autores. El primer gran paso, sin duda, queda dado.