Imagináos que un día necesitáis una funda para vuestro teléfono móvil, y las tiendas están cerradas. Imagináos, también, que podéis obtenerla sin pagar. Y, por último, imagináos que tenéis una impresora 3D en casa y que gracias a unos planos bajados de Internet os podéis imprimir la funda y utilizarla como si la hubiérais comprado en un establecimiento cercano.

Lo que hemos comentado antes no es una escena de una película, sino que se ha convertido en una realidad durante los últimos meses. Las impresoras 3D llegaron a las tiendas hace un tiempo, aunque ya se han hecho muy famosas por darnos la posibilidad de imprimirnos diversos tipos de objetos con los planos que tenemos a nuestra disposición. Algo sencillo y, en ocasiones, gratis.

Explicándolo de una forma entendible, las impresoras 3D tienen mecanismos que nos permiten imprimir distintos tipos de objetos. No se puede imprimir todo lo que veamos, claro, pero sí que podemos obtener cosas como fundas, pequeñas cajas, o incluso llaveros. Podríamos decir que la tecnología está aún en una fase temprana, pero ya comienza a utilizarse y, día a día, consigue acaparar varios puntos de popularidad. No sería extraño que imprimir objetos se convirtiera en algo cotidiano durante los próximos años.

Prestemos especial atención a una curiosa tienda que ha nacido hace unos días en la ciudad de Nueva York. En ella tenemos a nuestra disposición una impresora 3D en la que podemos imprimir nuestros propios objetos, siempre que proporcionemos los planos necesarios. Una idea de negocio que pronto podría exportarse a otros países.

Una de las preguntas que seguramente os estaréis haciendo es, ¿Cómo funcionan las impresoras 3D? Su funcionamiento es muy sencillo, pero tan potente que puede llegar a sorprendernos. Todo lo que necesitamos es una impresora con las características que hemos mencionado, un molde que nos servirá para construir el objeto que queremos, y los planos que utilizará la impresora para saber cómo tiene que moldear el objeto. A partir de ahí, y tras un tiempo, el aparato realizará su función y tendremos a nuestra disposición una réplica exacta de lo que queremos.

Impresora 3D

Debemos saber que las impresoras 3D han estado en las fábricas durante muchos años, pero es ahora cuando se han empezado a convertir en algo cotidiano. Su precio sigue siendo demasiado alto, alrededor de 1000 Dólares en sus versiones más baratas, aunque los materiales necesarios para imprimir han bajado su coste. Sin embargo, esperamos que los precios bajen cuando estos aparatos comiencen a tener un mayor número de ventas.

Expliquemos, en detalle, el funcionamiento de una impresora 3D. Las características pueden llegar a ser realmente curiosas.

Las herramientas de inyección de tinta que se utilizan en estos aparatos están convenientemente modificadas con el fin de que, poco a poco, se construyan distintas capas de material, hasta que el objeto haya sido construido en tres dimensiones. Por supuesto, esto tiene distintas ventajas, ya que se utiliza una tercera parte del material, respecto de otros tipos de objetos. El pegote utilizado para la impresión de las células puede ser de termoplásticos como el ácido poliláctico o policarbonato, o polvos metálicos y arcillas, dependiendo del objeto que se quiera obtener.

También debemos tener en cuenta uno de los problemas más llamativos que surgen con el uso de esta tecnología: La propiedad intelectual. Las impresoras 3D necesitan, con el fin de saber exactamente lo que se quiere construir, distintos tipos de planos diseñados por ordenador que pueden descargarse desde Internet. Sin embargo, la impresión de estos objetos podría ser tomado como una copia de un producto original que tiene derechos de autor. Esto significa que podríamos estar imprimiendo un objeto protegido por las leyes de propiedad intelectual, con el problema que ello tiene.

Imaginemos que imprimimos una funda, pero que dicho objeto se parece mucho a uno de los accesorios que una conocida marca de teléfonos móviles está vendiendo en tiendas. Podríamos ser denunciados por realizar una copia no autorizada de dicho producto.

Impresora 3D

También debemos saber que algunos fabricantes están intentando prohibir los archivos CAD, los cuales se utilizan en las impresoras 3D, con el fin de que sus creaciones no puedan ser impresas en este tipo de máquinas, retrasando así la adopción de un nuevo hardware que podría llegar a ser muy útil.

Por el momento, aunque las impresoras 3D se están acercando contínuamente al público cotidiano, su uso todavía está muy restringido, lo que significa que tendremos que esperar un tiempo hasta que tengamos una en casa y podamos utilizarla con total libertad. También existen distintos tipos de problemas que deben ser resueltos para que la tecnología llegue a todo el mundo.

Y vosotros, ¿Qué pensáis sobre este tipo de impresoras tan curiosas? Es cierto que su uso no está muy extendido, pero, ¿Qué haríais con una de ellas?

Vía | Thingiverse, 3D Future y The Economist
Fotos | Wikimedia