Un alternativa muy dulce al Diésel
Mejorando métodos del pasado
Hace casi 100 años, el químico Chaim Weizmann descubrió el proceso de fermentación bacteriana y los productos que se generaban a partir de ella. En la actualidad, un grupo de químicos e ingenieros se han reunido para reestructurar el proceso y generar una mezcla de productos que genera más energía por galón que el etanol que se utiliza actualmente para los combustibles utilizados en el transporte y que podría ser comercializado entre 5 o 10 años.
El proceso de Weizmann reformado convierte una mezcla de compuestos en hidrocarburos de cadena larga muy similares a los del diésel. Lo mejor de todo es que se pueden utilizar una gama bastante amplia de materias primas, tales como glucosa (obtenida del maíz), la sacarosa (a partir de la caña de azúcar) o el almidón, y también se podría trabajar con materias primas no alimentarias, como la hierba, los árboles o los residuos procedentes de procesos celulósicos.
El problema principal es que el coste de la fabricación de este tipo de diésel es más elevado que la fabricación del diésel de combustibles fósiles y, aunque sea mucho menos contaminante y eso signifique la reducción del cambio climático, el dinero es el que manda y hasta que los gastos no se reduzcan, no se comercializará.
La bacteria responsable la fermentación descubierta por Weizmann es Clostridium acetobutylicum y podrían ser precisamente los clostridios los que nos ayuden a generar combustibles que respeten el medio ambiente.
Fuente: Universidad de Berkeley