¿Por qué parpadeamos con tanta frecuencia?
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Aunque la pregunta puede sonar un poco obvia, ya que es evidente que el parpadeo, de 15 a 20 veces por mito de media, nos ayuda a proteger nuestros ojos de los agentes externos (polvo, partículas del aire, algún que otro pequeño insecto volador, etc), y también es de gran ayuda para mantener la lubricación de nuestros ojos (se secan más rápido de lo que pensamos), parece que hay algo más.
Según una investigación publicada en Proceedings of the National Academy of Sciences por un grupo de científicos de Japón, otro de los propósitos del parpadeo, y su elevada frecuencia durante el día (parpadear ocupa el 10% de nuestro tiempo cuando estamos despiertos) podría deberse a que este parpadeo nos ayuda a reunir nuestros pensamientos y centrar la atención en lo que estamos haciendo respecto al mundo que nos rodea.
La base su hipótesis se puede encontrar en investigaciones anteriores sobre el parpadeo, donde se afirma que los momentos en los que parpadeamos no son al azar. Si, aunque parece una actividad espontánea (porque es involuntaria la mayor parte del tiempo), las investigaciones revelan que se puede predecir en qué momentos vamos a parpadear. Por ejemplo, cuando alguien esta leyendo, se suele parpadear cada vez que termina una frase. O, mientras escuchamos un discurso, solemos parpadear cada vez que el conferenciante hace una pausa.
Así pues, estos científicos detectaron que se puede usar el parpadeo, de forma inconsciente, como una especie de “descanso mental”, ya que cerramos brevemente los estímulos visuales y esto nos permite centrar nuestra atención.
Para poner a prueba su hipótesis, usaron pruebas de resonancia magnética funcional (fMRI) con 10 voluntarios y les hicieron ver un programa de televisión. Durante el experimento, se detectaban las áreas cerebrales que aumentaban o disminuían su actividad mientras los participantes parpadeaban. Por ejemplo, cuando parpadeaban, la actividad de las áreas cerebrales que se activan cuando estamos en reposo se disparaba, en lugar de centrarse en el mundo exterior. Era el “descanso mental” del que hemos hablado anteriormente. Al menos, esa es la teoría de este grupo de investigadores.
Para comprobar si había algo más que el parpadeo para provocar la actividad de estas áreas cerebrales, los científicos introdujeron “apagones” momentáneos en el video en intervalos aleatorios con una duración similar a un parpadeo. Pero las pruebas de fMRI no engañan, y las áreas cerebrales relacionadas con el “descanso mental” no se activaban con estos apagones, por lo que se reafirmaron en que el parpadeo es algo más que sólo cerrar los ojos.
Habrá que seguir investigando sobre el tema, pues puede que la poca duración de cada uno de nuestros parpadeos nos diga poco sobre su utilidad, pero si sumamos la frecuencia por minuto, a lo largo del día, son muchos momentos de pequeños descansos mentales, y puede que sumados hagan mucho por nuestra actividad cerebral y nuestra atención hacia la actividad que estemos llevando a cabo. Quién sabe.
Vía | Smithsonian.