Descubierta una proteína que podría ayudar a evitar la obesidad
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En algunas ocasiones, parece ser que la obesidad puede estar causada por algo más que comer en exceso y llevar un estilo de vida sedentario. Algunos investigadores sugieren que es posible que algo en nuestro organismo se trastoque, haciendo que seamos más propensos a almacenar grasas y mucho menos a quemar energía. Y la culpa de todo esto puede puede tenerla una proteína llamada p62, o eso sugiere una reciente investigación publicada en el Journal of Clinical Investigation (podéis ver su resumen pinchando aquí)
Según este estudio, cuando la proteína p62 deja de estar presente en el tejido graso, el equilibrio metabólico se perturba inhibiendo la grasa parda y favoreciendo la grasa blanca. Si recordáis, en esta entrada ya os comentábamos las bondades de la grasa parda: favorece la combustión de energía, es decir, favorece que quememos nuestras reservas energéticas y seamos menos propensos a almacenar reservas en forma de cartucheras y michelines. En cambio, la grasa blanca (o beige) no tiene este efecto y sólo sirve como reserva energética.“Sin la proteína p62, estaríamos creando un montón de grasa y no quemaríamos nada de energía porque el cuerpo estaría pensando que debe almacenar toda la energía posible” comenta Jorge Moscat, profesor Sanford-Burnham y principal autor del estudio.
El Dr Moscat y sus colegas ya habían comprobado anteriormente que los ratones que carecen por completo de la proteína p62 (no tienen p62 en ninguna parte de su cuerpo) acababan siendo obesos. En concreto, en comparación con ratones que sí poseían p62, los ratones que carecían de esta proteína pesaba más, gastaban menos energía, tenían diabetes y una respuesta hiper-inflamatoria que es característica de la obesidad.Si bien estos resultados mostraron que la falta de p62 conduce a la obesidad, “no sabíamos qué tejido era el responsable de estos efectos, ya que en estos ratones la p62 no se encontraba en ningún tejido. Ni en el músculo, ni en la grasa, ni el hígado… ” afirma Moscat.
Por ello, en esta última investigación, el equipo de Moscat se propuso determinar el tejido específico responsable de la obesidad cuando no está la proteína p62. De esta forma, idearon varios modelos de ratones y en cada uno de ellos la proteína p62 faltaba en sólo un tejido específico. Al final, comprobaron que todos los modelos de ratones conservaban su peso normal, no tendían a ser obesos. Todos los modelos menos uno. Aquellos ratones sin p62 en el tejido graso acabaron ganando peso y siendo obesos, al igual que los ratones que no poseían p62 en ningún. tejido.
P62 altera el equilibrio de la grasa parda y la grasa blanca:
Según explican los investigadores, la p62 es un “regulador maestro” del metabolismo de la grasa. Al parecer, la p62 bloquea la acción de una enzima llamada ERK , al mismo tiempo que activa otra enzima llamada p38. De esta forma, cuando la proteína p62 falta, p38 la enzima es menos activa en la grasa parda y la ERK es más activa en la grasa blanca, haciendo que se desequilibre la acción de ambos tipos de grasa a favor de la grasa blanca. Y esto nos lleva a las características que ya hemos contado: menos grasa parda, menos combustión de energía, más almacenamiento de grasa y por ende, obesidad.
Según Moscat, el descubrimiento del papel de p62 en el tejido adiposo pardo es alentador, ya que el tejido graso es mucho más accesible que otras partes del cuerpo (como el cerebro, por ejemplo) para las terapias farmacológicas potenciales. “Esto hace que sea más fácil pensar en nuevas estrategias para el control de la obesidad”.
Vía| ScienceDaily
Imagen| gizmag