¿Por qué no existe una vacuna (ni una cura) para el resfriado común?
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Ahora mismo, mientras os escribo estas lineas, llevo ya unos 7 días de resfriado. Si, es “poca cosa” comparado con todo lo que hay (una simple gripe ya es peor), pero evidentemente es incomodo de sufrir. Y la duda que le sale siempre a todo el mundo es: Si hemos sido capaces de curar enfermedades terribles, erradicar virus como el de la viruela, y mantener a raya a muchos tipos de cáncer, ¿como puede ser que no sepamos curar ni erradicar el resfriado común?
La pregunta tiene toda su lógica, pero la respuesta también. El primer problema es el causante de la enfermedad, un virus (rhinovirus para ser exactos). Partimos de la base de que las enfermedades por bacterias se pueden tratar (con antibióticos), pero los virus no (como ya os recordamos hace tiempo en el artículo de “las 5 cosas que todo paciente debería saber”). Eso ya es un problema, porque realmente existen los antivirales, como los que se usan contra la gripe en casos extremos (pacientes mayores, pacientes con otras enfermedades anteriores cardíacas o pulmonares, etcétera), pero no son de uso habitual, pues para hacer su efecto requieren cierto tiempo y, para cuando ya se ha logrado el efecto, no vale la pena porque el resfriado se ha curado solo. Hay que recordar también que un resfriado normal dura entre 5 y 7 días como mucho.
Por otra parte está el tema de las vacunas. Normalmente, como en otros virus o bacterias, se usa material del microorganismo (o el microorganismo entero, muerto, en algunas ocasiones) y se consigue una vacuna efectiva contra la enfermedad. Pero el caso del rhinovirus es peculiar, porque resulta que hay más de 100 especies diferentes, y tienen una facilidad de mutación tremenda, por lo que tener una vacuna contra uno de ellos no nos protegerá contra los otros. Y, lo peor, puede que tengamos esa vacuna y que esa misma especie acabe mutando pronto y deje de servirnos (como sucede cada año con la vacuna de la gripe).
De todas formas, no está todo perdido (o puede que si). En 2009 se publicó un estudio en la revista Science en el cual se describía la investigación de un grupo de científicos de la Escuela de Medicina de la Universidad de Maryland, el Instituto J. Craig Venter y la Universidad de Wisconsin-Madison, sobre el genoma de casi un centenar de variedades del virus del resfriado común. La parte mala es que hay dos cepas que pueden intercambiar su material genético dentro de nuestro organismo, creando así un nuevo virus, diferente a los anteriores. Lo que viene a ser más especies y más complicaciones para controlarlos claro.
Finalmente, como ya os había avanzado antes, se descubrió que la tala de mutación era altísima. Tras comparar cepas del virus de los últimos 20 años, los virus más nuevos, en comparación con los más antiguos, tenían hasta 800 mutaciones diferentes en su material genético. Se espera que, gracias a estos hallazgos, se pueda descubrir que lugares son los más propensos a las mutaciones, y como podría ser atacado el virus. Es decir, descubrir sus puntos débiles y sus puntos fuertes. Aunque los investigadores no tienen muchas esperanzas.
De momento, como me está tocando hacer a mi, lo mejor es aguantar el resfriado como buenamente podáis. Mucho líquido, algún antiinflamatorio (sin pasarse) para el malestar general y a esperar que se acabe.