Conoce la historia de Google Street View

Uno de los efectos secundarios, por denominarlos de alguna manera, cuando consumimos productos tecnológicos y servicios es que parece que hayan estado con nosotros toda la vida, y la mayoría de ellos, si no los más habituales, apenas tienen 10 años de historia detrás. Por ejemplo y sin ir más lejos algo tan práctico como Google Street View o Google Maps son ya clásicos a la hora de encontrar sitios o visualizar un camino cuando tenemos que ir a cualquier lugar que no conocemos.

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Pero como todo, ha tenido un proceso creativo, productivo y de ingeniería para llegar a ser el producto que hoy conocemos. Y resulta ser una historia muy curiosa y refleja en cierta manera el saber hacer de Google y de cómo pequeñas ideas pueden convertirse en grandes y populares productos. Y curiosamente en Techcrunch hemos encontrado un reportaje buenísimo que cuenta la historia de como un servicio como Google Street View nació, creció y se ha convertido en lo que hoy conocemos y usamos.

Un servicio que nació de un proyecto de la Universidad de Stanford, prácticamente cuna de Google y que ha sido fuente contínua e incubadora de tantos otros proyectos que Google ha llevado a cabo. El proyecto en si, que lideraba Mark Levoy junto con un estudiante consistía en poder grabar vídeo y unirlo en una sola imagen después. Algo que llamó la atención de Google que decidió invertir algo de dinero para poder saber si también era posible unir fotografías y capturar así toda la ciudad de San Francisco.

Fue entonces cuando Larry Page puso una cámara en su coche y se dedicó a capturar foto a foto por San Francisco. Así empezó la andadura de Google Street View. Con la ayuda de unos cuantos empleados de Google que dedicaban ese famoso 20% del tiempo a otros proyectos, empezaron a ingeniar la manera de poder capturar adecuadamente fotos de la ciudad. Y no fue nada fácil, de hecho la primera furgoneta que utilizaron para tal menester era de la seguridad de Google, y

Tras muchas pruebas por fin pudieron presentar el proyecto y que este fuera aprobado definitivamente. De esta forma podían dedicar personal a tiempo completo y seguir desarrollando la idea de forma más intensiva y de cara a tener un producto más “serio”. Esto fue en Octubre de 2005, antes de que ni siquera Google Maps existiese. Poco a poco crearon la estructura perfecta para la captura, una roseta con cámaras DSLR que se adaptaba mucho mejor al vehículo y que aunque era algo más caro, también daba un resultado mucho más óptimo y de alguna manera entendible.

Ahora quedaba el trabajo más duro y más complicado. Lejos de ser tan fácil como conducir y ya está, quedaba el importante reto de hacer que los datos fueran representados y vistos perfectamente desde la perspectiva de un usuario. Algo que además de dar muchos dolores de cabeza y mucho trabajo debía resultar lo suficientemente atractivo como para poder simular que podemos recorrer cualquier rincón del mundo.

Mediante procesos ya automatizados se conseguía un resultado final bastante aceptable. Los conductores conducían hasta que llenaban cinco discos duros, que enviaban a centros de procesos de datos para su procesado. Ajustado de exposición, colores, sombras y tapar las caras de los peatones. Teniendo en cuenta que hay 15 imagenes por cada captura final que encontramos en Street View es un trabajo enorme. Además aprovechando el procesado

Un trabajo que a día de hoy sigue siendo un volumen importante para Google, pero que ha mejorado sustancialmente tanto en medios para poder seguir capturando rincones insólitos, como en más opciones. Gracias a este trabajo hoy podemos transportarnos a lugares históricos, y a cualquier ciudad importante del mundo. Google Street View sin duda es uno de esos productos que sería impensable hace unos cuantos años pero que hoy usamos en nuestro día a día.

Si queréis conocer más detalles y pormenores de Google Street View no dudéis en visitar el artículo de Techcrunch donde además de conocer la historia, podréis ver imágenes y conocer de primera mano la experiencia de sus responsables. Una historia curiosa de cómo una idea evoluciona hasta hacerse un servicio tan importante. Impresionante.

Via Techcrunch