Nuestros ojos, más grandes que nuestro estómago
Todos en algún momento de nuestras vidas (y seguro que muchos lo hacemos prácticamente siempre) tendemos a acabarnos la comida que hay en el plato, aunque ya nos sintamos saciados. Estos, a lo que particularmente he denominado “la cultura del plato”, es posible que venga inculcado por nuestros padres y abuelos con frases como:
“Hasta que no te lo termines todo no te levantas de la mesa”, “¿Ya has acabado? Si no has comido nada… Venga dos cucharaditas más y ya está” o “¿Por ese poquito no te lo vas a acabar?” …
Con todo esto, no es de extrañar que dé igual que nos planten un tamaño de plato normal o uno XL, el resultado va a ser el mismo: nos terminamos toda la ración. Y obviamente, ésto tiene importantes repercusiones nutricionales.
Y si además de estar educados desde bien pequeños a terminarnos todo el contenido del plato, tenemos en cuenta que el tamaño de los platos se ha incrementado más de 5 cm de media en los últimos 20 años, la cosa empieza a ponerse fea.
Muestra de lo que estamos hablando ha sido corroborado en un estudio publicado en el American Journal Clinical Nutrition, donde se ofreció a los participantes un plato de macarrones con queso en diferentes tamaños: ración de 500, de 625, de 750 ó de 1.000 gramos. Las conclusiones fueron que los sujetos comían un 30 por ciento más si se les ofreciera la ración de 1.000 gramos, en comparación con los que tomaban la de 500 gramos.
Otros claros ejemplos de esto podemos verlos en el cine o tomando un helado:
- Ante la gran pantalla, cuanto más grande sea el bol de palomitas, más comemos viendo la película (sin importar realmente lo hambrientos que estamos).
- Delante de un bol de helado (de los que podemos encontrar en el supermercado de 1 litro o más) acabamos comiendo más si utilizamos una cuchara sopera que si lo comemos con una cucharadita de postre.
Siendo así, imagino que acertaréis con las opciones para remediar este asunto. En casa podemos servir porciones más pequeñas, (no, no es necesario que el plato haga montaña) y en un restaurante, podemos pedir porciones pequeñas del plato escogido o escoger una ración y compartirla con otro comensal.
Vía| ABC Science