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¿Cómo nos comportamos dentro de un ascensor?

19 abril, 2013 09:04

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Todos hemos sufrido esa sensación de incomodidad cuando nos subimos a un ascensor con otra persona desconocida, fruto de la falta de temas de conversación y de espacio personal. Pero aun así, los viajes de ascensor pueden ayudarnos a conocer mejor la mente humana. Existen científicos cuya especialidad es estudiar el comportamiento colectivo de las personas y para ellos el ascensor es el experimento social ideal.

Uno de los principales investigadores del “comportamiento de ascensor” es el doctor Lee Gray, de la Universidad de Carolina del Norte. Sus estudios de este tipo son famosos y más útiles de lo que pueden parecer en un principio, ya que ayuda en el diseño y fabricación de transportes públicos como metros o autobuses tratando de evitar la sensación de incomodidad y la claustrofóbica falta de espacio.

Lo que hace tan interesante el estudio del comportamiento en ascensores es que en principio no existen las etiquetas sociales. En un ascensor todos somos igual de extraños los unos a los otros y cada ocupante lucha por mantener un espacio personal equitativo con el resto. Por eso si hay tres personas desconocidas en un ascensor automáticamente formarán un triángulo. Si hay cuatro ocupantes se reparten entre las cuatro esquinas del ascenso, y si entra una persona adicional se situará en el centro del cuadrado imaginario. Esta reorganización de espacio se realiza de manera totalmente inconsciente y ningún ocupante recibe más espacio que el resto. En un ascensor todos somos iguales.

La invasión del espacio personal es tomada como una amenaza en la mayoría de animales incluido los humanos. Por eso nos incomoda estar con alguien desconocido en un espacio aproximado de dos metros cuadrados. Para disminuir la sensación de amenaza automáticamente adoptamos posiciones de sumisión al subir al ascensor evitando el contacto visual directo con el resto de ocupantes mirando a un punto fijo vacio o bajando la mirada.

Recientemente una joven investigadora llamada Rebekah Rousi realizó un nuevo estudio del comportamiento en dos ascensores situados en rascacielos de oficinas en Australia. Tras observar treinta viajes en ambos ascensores se dio cuenta de que existía un patrón de comportamiento que se repetía constantemente.

En casi todos los casos los señores de mayor edad se dirigían al fondo de la cabina, por delante de ellos se situaban los hombres más jóvenes mientras que las mujeres de cualquier edad se situaban próximas a la puerta.

Otra cosa que apuntó Rebekah era hacia donde miraba la gente del ascensor. Los hombres tienden a mirar al resto de ocupantes y a sí mismos durante el viaje. En cambio las mujeres miraban a la puerta y sólo se miraban en los espejos en presencia de otras mujeres.

Los datos tienen múltiples interpretaciones. Hay que recordar que estamos hablando de ascensores de oficina y sus ocupantes son trabajadores de una misma empresa. Es probable que la distribución dentro del ascensor refleje la pirámide de poder de la empresa, los hombres mayores con más experiencia en la empresa se reservan la posición del fondo donde pueden ver al resto de ocupantes. De esta interpretación se deduce la sutil discriminación de la mujer en el mundo laboral ya que se sitúan cerca de la puerta independientemente de su edad.

Antes de que vayas a la oficina y le dejes el fondo del ascensor a tu jefe ten en cuenta que los estudios de comportamiento son exclusivos de la cultura de un país. El doctor Lee estudia el comportamiento en ascensores estadounidenses, mientras que Rebekah estudia ascensores de oficinas australianos. Quizá los ascensores españoles tengan costumbres diferentes esperando que algún científico se le ocurra observarlo y analizarlo.

Fuentes | Popular Science, BBC