La lejía diluida puede reducir la inflamación de la piel
Actualmente existen en el mercado diversas cremas para tratar la inflamación de la piel (tal como las quemaduras solares, o la dermatitis post-radiación, o el envejecimiento de la misma piel, por ejemplo). Sin embargo. ¿quién habría pensado en que la lejía sería segura y bastante útil para tal fin?
Pues parece ser que los investigadores de la Escuela de Medicina de la Universidad de Stanford han pensado en ello, y lo han probado en ratones, dando lugar a unos resultados positivos publicados en la revista Journal of Clinical Investigation.
Cabe destacar que durante décadas se han usado baños de lejía diluida (hipoclorito de sodio) al 0,005% en el tratamiento en pacientes con eccema severo, bajo la supervisión de expertos. Sin ir más lejos, en 2009, los investigadores de la Northwestern University demostraron que dar baños regulares de cloro diluido era beneficioso para niños afectados con eccema crónico severo, ya que la clínica de la enfermedad con infecciones bacterianas secundarias mejoraba con este tratamiento. Sin embargo, no se sabía por qué funcionan estos baños de lejía diluida, hasta ahora.
El Dr. Thomas Leung, autor principal de este estudio y profesor de dermatología en Stanford, sospechaba que la explicación del cloro como antimicrobiano no era lo único que explicaba todo el efecto, ya que las concentraciones de hipoclorito de sodio (lejía) no eran suficientes como para dar este efecto antimicrobiano. Por ello, se comenzó esta nueva investigación, donde se ha demostrado que varias enfermedades inflamatorias (eccema, dermatitis por radiación) también salen beneficiadas del efecto de la lejía diluida.
Concretamente, se centraron en una molécula llamada NFkB, una proteína que ayuda a controlar la expresión de los genes de las células, cuyo papel es clave en la inflamación, el envejecimiento y la respuesta a la radiación.
En uno de los experimentos con células de la piel expuestas a una solución muy débil de cloro y tratadas posteriormente con una molécula activadora de NFkB, los investigadores encontraron que esta exposición débil a la lejía bloqueaba la expresión de dos genes que normalmente activan NFkB, un efecto que puede ser reversible a las 24 horas de suspender el tratamiento con lejía.
Es decir, se inactiva la inflamación a nivel génico, y se puede reactivar en tan solo 24 horas.
Posteriormente, en la segunda parte de su estudio, analizaron los usos que podrían darse a este descubrimiento. Por ello empezaron a tratar la dermatitis por radiación (un efecto secundario de la radioterapia en los cánceres de piel, o en las quemaduras solares).
Para comprobar si el efecto de la lejía era beneficioso, trataron a ratones con dermatitis por radiación con baños diarios de cloro diluido de 30 minutos, y encontraron que los daños de la piel de dichos ratones eran menos graves, mejoraban la regeneración de su cabello y aceleraban su curación respecto a los ratones que se bañaban solo con agua.
Por último, comprobaron el efecto de la lejía diluida en ratones de edad avanzada, ya que anteriores estudios habían vinculado la NFkB con el envejecimiento. El resultado fue que los baños de lejía diluida conseguían que la piel de estos ratones pareciera más joven.
Eso sí, cuando los ratones dejaron de recibir baños de lejía, los efectos antienvejecimiento se disiparon, lo que sugiere que sería necesario el baño regular para mantener este efecto.
Actualmente este equipo está pensando en probar los efectos de este posible tratamiento en los seres humanos y en siguen buscando más enfermedades tratables con este método (como las úlceras diabéticas, por ejemplo).
Vía | Journal of Clinical Investigation.