Factores psicológicos que inciden en la infertilidad
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En los años 50 y 60 se creía que el porcentaje de casos de infertilidad originados por factores psicológicos era del 40% pero esto se debe a que los avances médicos que identificarían las causas de la infertilidad aun no habían llegado y erróneamente se atribuían los problemas a causas psicógenas (con teorías mas freudianas como problemas de crianza o apego con la madre en la infancia). Hoy en día se sabe que aproximadamente son un 5 % de los casos de infertilidad los que se deben a factores psicológicos (esterilidad inexplicable).
¿Cómo ocurre esto?
Pues los temores y ansiedades pueden hacer que anticipemos y nos autosugestionemos desencadenando emociones negativas. Las emociones negativas (ansiedad, miedo, tristeza) pueden afectar a las funciones biológicas y más en casos tan delicados como la concepción con ya de por si bajas probabilidades de éxito.
El problema está en identificar claramente cual aparece primero, si la ansiedad por concebir produce estrés que impide la concepción o si la concepción ya era difícil y al no producirse y por esa esterilidad aparece la ansiedad que empeora el proceso.
¿Pero a qué tipo de estrés nos referimos?
Pues pueden ser miedos inconscientes, ambivalencia ante la maternidad, miedo a que el hijo no nazca sano, miedo al embarazo en sí, presión temporal para concebir o impaciencia, la preocupación por la gran responsabilidad que viene, temor a revivir conflictos del pasado (abortos), problemas de pareja, temor a los cambios físicos (gordura)…
En la mujer:
Como ya sabemos los cambios emocionales pueden alterar el ciclo menstrual o la ovulación, esto ocurre porque la ansiedad emocional afecta al hipotálamo que interviene en la regulación del ciclo menstrual (pudiendo la ansiedad llegar a producir amenorrea) y este es un punto clave de la fecundación.
El estrés también puede interferir en el transporte de los óvulos a través de las trompas y alterar el fluido uterino de sangre lo cual repercute en la fertilidad.
Las deficiencias hormonales (que pueden estar en parte causadas por factores psicológicos) también alteran el moco cervical (viscoso en condiciones fértiles) que tiene mucho que ver en la fecundación ya que su alteración puede impedir que los espermatozoides alcancen al óvulo.
En estos casos la propia aparición de la menstruación es poco deseada (al contrario que en otras épocas de la vida) y se confunden sus síntomas con los del embarazo, cuando finalmente aparece la regla se produce tristeza y desilusión y a medida que el ciclo se repite aparecen sentimientos de vacío y desamparo.
La depresión reduce el deseo sexual y puede alterar la fertilidad.
La malnutrición puede reducir la fertilidad, un mal estado emocional (o trastorno psicológico, como por ejemplo la anorexia) pueden afectar a través de esta vía.
El insomnio se asocia a otros factores que alteran la fertilidad tanto en hombres como en mujeres.
A todo esto, aparte de empeorar las probabilidades de concepción, el estrés también aumenta las probabilidades de un aborto.
En el hombre…
En el hombre el estrés y los trastornos emocionales pueden afectar al volumen y concentración del semen.
Está claro que los problemas que impliquen impotencia (que sí es en la mayoría de los casos de origen psicológico) o falta de eyaculación impedirán la fecundación. La ansiedad, el miedo y la tristeza incidirán en este aspecto.
Como en la mujer, la mala alimentación puede influir en la condición de los espermatozoides, hay trastornos psicológicos (o problemas emocionales) que inciden en esta área: La depresión puede reducir el apetito, la anorexia, etc… Así mismo el sedentarismo asociado a algunos trastornos (depresión, agorafobia…) no beneficia la fertilidad.
El alcoholismo y la drogadicción (muy asociados a los factores psicológicos) también incidirán en las probabilidades de fecundación y en la calidad del esperma.
Además todo esto es un círculo vicioso porque la ansiedad que producía la misma idea del embarazo producirá infertilidad que a su vez agrandará la ansiedad, manteniendo el problema.
Pero no a todo el mundo le ocurre esto y es debido a que los estilos personales de afrontamiento al estrés influyen también.
Los consejos para evitar problemas de fertilidad asociados al estrés pasan por:
– Primero ser conscientes de que el proceso de fecundación es muy complicado. Por lo general no se considera que haya problemas de fertilidad hasta que la pareja ha pasado un año intentándolo 2 o 3 veces por semana.
– Cualquier pequeño fallo en el proceso biológico (que no depende de nosotros) puede parar el embarazo (incluso en los primeros momentos cuando el esperma llega al ovulo y este se divide), hay que saber que esto es así y es normal. Luego hay que intentar quitarse la presión, hay que tener paciencia y tener claro que puede que tengamos suerte el primer mes pero que lo más probable es que nos lleve su tiempo conseguir una fecundación.
– No culparnos de la tardanza ni sentirnos mal.
– Practicar técnicas de relajación (por ejemplo estas).
– Cuidar muy bien la salud y la alimentación, así como la relación de pareja, hacer ejercicio físico regular.
– El proceso no debe volverse tedioso ni forzado porque aquí es cuando nos agobiaremos.
– Si a pesar de todo esto hay problemas podemos acudir a que nos informen o evalúen que no estén incidiendo otros factores biológicos en la infertilidad, pero no hay porque contemplar esto hasta pasado ese año. Si este fuera el caso, es útil de todas formas buscar algún tipo de apoyo psicológico ya que el estrés también puede afectar negativamente a los procesos de aumento artificial de la fertilidad o a la fecundación in vitro.
Los problemas de fertilidad son mucho más frecuentes de lo que pensamos, lo que ocurre es que la gente no suele hablar de ello porque lo ven como un fracaso o se avergüenzan, la realidad es que si habláramos más de ello nos daríamos cuenta de que es algo común y que es beneficioso apoyarnos en el entorno y la gente que nos rodea para superarlo.
Fuente: Clc, Probirka, Consumer, Saludplena.
Imagen: Wikipedia.