Los problemas de viajar y vivir en Marte
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Como ya sabéis, el proyecto Mars One va avanzando poco a poco, y en unos años se enviará un grupo de individuos a Marte, con el correspondiente aviso de que hay muchas probabilidades de que no vuelvan a la Tierra.
Tal idea de viaje interplanetario está en la cabeza de los científicos de la NASA desde aquel ya lejano viaje a la Luna realizado por Neil Armstrong y Buzz Aldrin, pues incluso tenían previsto que los primeros humanos llegaran a Marte… ¡En 1965!
Desde esos años se han ido realizando múltiples estudios, pensando que la llegada a Marte estaría cerca, pero de momento sigue estando lejos, aunque ya no tanto. Ahora bien, ¿qué efectos sentiría un humano en Marte? ¿sería posible llegar a sobrevivir viviendo allí?
La falta de gravedad en Marte
Como ya sabéis, en nuestro planeta existe la fuerza de la gravedad, que aunque no vemos es la responsable de mantenernos pegados al suelo y no acabar flotando (eso sí, seguro que notaréis tal fuerza si os tiráis desde un sitio elevado, por ejemplo, aunque no es algo demasiado recomendable). Sin esta fuerza, nuestros músculos no ejercerían su fuerza, acabaríamos en posición fetal y tales músculos se atrofiarían, algo similar a lo que les ocurre a los habitantes de la Estación Espacial Internacional y por lo cual necesitan hacer ejercicio, para no llegar a tal punto. Según algunos experimentos con ratas, los músculos de las piernas pueden llegar a perder un tercio de su masa en tan solo nueve días.
Por otra parte están nuestros huesos, que en falta de gravedad se van remodelando (su función desaparece, ya no tienen una masa muscular que aguantar sobre ellos). En un estado sin gravedad acabarían en una especie de osteoporosis inducida, el calcio que se encuentra sobre ellos pasaría a la sangre, y esto a su vez conllevaría diversos problemas como estreñimiento, cálculos renales (las conocidas piedras de riñón) e incluso trastornos mentales (el calcio, igual que otros elementos, si se encuentra en exceso en la sangre puede tener efectos muy nocivos).
¿Y nuestro corazón? Con la gravedad de la tierra necesita bombear sangre también en contra de esta fuerza, pero si no existe tal gravedad, ya no funciona igual, llegando a convertir a atletas en personas sedentarias porque el sistema circulatorio también se vuelve disfuncional.
Por su parte, nuestro sistema del equilibrio alojado en el oído (formado por acelerómetros orgánicos del oído intenro, como son los otolitos y los canales semicirculares) está diseñado específicamente para funcionar con gravedad, y usa dicha fuerza para darnos todos los detalles sobre nuestros movimientos y nuestro equilibrio respecto al medio que nos rodea. Este sistema, junto a los ojos, el sistema circulatorio y el sistema de huesos, músculos y articulaciones formando un conjunto que funciona de forma simultánea para poder movernos. Sin gravedad evidentemente ya no funcionaria, ni se calibraría, ni nada de nada. Esto implicaría mareos, náuseas, sensaciones similares a una resaca por poner un ejemplo. No, no es nada bonito.
Pero las cosas no acaban ahí, pues el sistema sanguíneo y el sistema inmune también sufren: los glóbulos rojos disminuyen, provocando una especie de anemia del espacio. Por su parte, la inmunidad funciona de forma más lenta, las heridas tardan más en cicatrizar, y los trastornos del sueño pasan a ser crónicos.
El largo viaje a Marte
Por si la falta de gravedad nos parece poco, está el tema del viaje hacia marte, un viaje de 3 años donde por supuesto hay que sobrevivir. En el caso de la Estación Espacial, el oxígeno se fabrica mediante una electrólisis constante de agua (se rompen sus moléculas para sacar oxígeno de ellas), pero para un viaje de 3 años sin poder resuministrar este oxígeno, la cosa se complica.
Una de las soluciones ingeniosas que se han propuesto es usar métodos que crean su propio oxígeno y nutrición, como las plantas (trigo, por ejemplo), que pueden generar oxígeno y librarnos del dióxido de carbono. El problema evidente es que pasaría si se pierden las cosechas de dichas plantas durante el trayecto.
Por otro lado, se propuso crear cubos de algas, más fáciles de mantener que el trigo y que además proporcionarían una fuente de proteínas. Entre esto y algunas plantas de trigo habría una dieta bastante factible para dar un buen soporte hasta marte. Incluso se propuso el hecho de reciclar orina y heces como fuente de fertilización para estos dos tipos de plantas.
Finalmente, tenemos los problemas de la radiación. Cabe decir que la radiación sufrida en el viaje entraría dentro de los límites de seguridad, siempre y cuando no haya una erupción solar durante esos 3 años de viaje. Una llamarada solar de este tipo es como una bomba de neutrones, un conjunto de núcleos de helio, neutrones, protones, etc que atravesarían nuestro cuerpo y produciendo daños irreversibles, cosa que no podríamos frenar ni siquiera con los trajes de plomo que se usan actualmente en las pruebas de radiología médicas (el plomo no es capaz de parar partículas de alta energía).
Conclusión
Como veis, hay muchos factores en contra de ir a Marte, pues aunque pudiéramos solucionar el tema de la radiación y la alimentación durante el viaje, sigue estando el problema de la gravedad.
Para solucionar este problema la NASA pensó en tratar la gravedad como una medicina, dándola en pequeñas dosis. Para ello construyeron una sala de microgravedad, cuyos resultados para el sistema circulatorio y los músculos son bastante satisfactorios, pero el tema cambia con el sistema del oído interno y los acelerómetros.
Por desgracia, aunque en 2009 el proyecto de microgravedad estaba listo para llegar a la siguiente fase, los recortes presupuestarios acabaron con el. Habrá que pensar en otros medios más baratos y eficaces, pero parece ser que tendremos que esperar, pues la solución a corto plazo todavía no existe.
Vía | Wired.