El coche flotante ya era una realidad en los 60
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El diseñar coches que vuelan o naves espaciales que nos lleven a otros planetas no es algo solo del siglo XXI, ya desde mucho antes el hombre había trabajado en nuevas herramientas que revolucionaran la vida tal y como la conocemos. Un claro ejemplo de ello son los coches flotantes, diseñados por el ejército de los Estados Unidos tras la Segunda Guerra Mundial, escenario donde se dio la mayor parte de desarrollo tecnológico de la historia (como la creación de la red Internet).
Tal y como se ve en la imagen inferior, este particular vehículo de 6 metros y medio de largo, 2.4 de ancho y 1.5 de altura, fue diseñado para transportar soldados y adquirir ventajas tácticas en el campo de batalla. Al final no se quedo en más que un prototipo que sirvió de base para que George Lucas diseñará el vehículo de la juventud de Luke Skywalker.
La empresa que se encargó de diseñar este modelo, Curtiss-Wright continua estudiando en la actualidad nuevas formas de crear vehículos flotantes y anfibios como con los que cuenta el ejército moderno, pero adaptados a las ciudades actuales y para el ciudadano de a pie.
Un mecanismo ruidoso y poco eficiente
Como no podía ser de otra manera, este aerodeslizador contaba con dos motores twinturbo de 180 cv (motores con los que ya contaban muchos aviones de la época), por lo que no es difícil imaginar lo desagradable que sería escucharlos montados uno atrás y otro delante del vehículo. Todo ello para despegar un vehículo de 450 kg unos 38 centímetros del suelo.
Hablamos de 1.956 cuando se empezó a “comercializar” el que podría ser el primer autodeslizador fabricado en serie. Ya contaba con faros, parachoques y un diseño muho más atractivo. El conducir este vehículo se realizaba de la misma forma que un barco y contaba con dos ventiladores que harían de propulsores y freno.
Al final acabó pesando unos 1.250 kg y era capaz de alcanzar velocidades de en torno a los 70 km/h tanto en tierra como en agua. Recordamos que fue construido con la tecnología disponible en los años 60.
Un fracaso rotundo, pero un gran paso para la Humanidad
Al final, este vehículo quedó como una pieza de museo tras no superar ninguna de las pruebas realizadas por el ejército, ni como un utilitario más. Pero no por ello os vamos a dejar con las ganas de ver el posiblemente primer autodeslizador de la historia en acción.
Vía Road&Track