Descubren por qué el alcohol retrasa la cicatrización
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Conforme van pasando los años, cada vez se descubren más perjuicios relacionados con el alcohol. Es curioso recordar, como bien comentábamos en un artículo anterior de Medciencia, que en el pasado el alcohol estaba bien visto (¡ojo!, siempre nos referimos a cantidades excesivas), incluso su consumo entre los más jóvenes de la familia era algo cotidiano.
Uno de esos perjuicios del alcohol que últimamente está enfocando la atención de la comunidad científica es el retardo en la cicatrización de las heridas. ¿Por qué ocurre esto? No se conocía la respuesta, pero era obvio que el alcohol, de alguna manera, debía de interaccionar con nuestras defensas prolongando el tiempo de cicatrización. Así, el alcohol se convertía en un factor a tener en cuenta cuando se producía cualquier tipo de traumatismo en un paciente ebrio.
Ahora, los científicos han vislumbrado por primera vez el motivo por el cual sucede esta curiosa relación. El estudio, que ha sido llevado a cabo por investigadores estadounidenses, se ha realizado en personas siguiendo este patrón: durante tres días se exponían al alcohol, después cuatro días sin alcohol, y finalmente 3 días más con exposición al alcohol. Los niveles que se alcanzaron en sangre duplicaron el límite de lo permitido legalmente.
El alcohol reduce la cantidad de “agentes de seguridad” (macrófagos) en el lugar de la infección
El consumo excesivo de alcohol reduce los niveles de unas células de la sangre que actúan como vigilantes que se llaman macrófagos, los encargados de limpiar la herida matando bacterias y dándose un festín a su paso.
Esta disminución de macrófagos se debe a su vez a otra causa que le precede: no se produce correctamente bien una proteína que se necesita para reclutar a estas células sanguíneas. Esta proteína tan necesaria para combatir la infección se denomina proteína inflamatoria de macrófagos 1 alpha.
El alcohol impide que vengan refuerzos al lugar de la agresión
Por si lo anterior no fuera ya suficiente, la producción de otra proteína involucrada en la destrucción de bacterias y en llamar a nuestras células defensivas para que ayuden a luchar en el foco de infección también se encuentra disminuida. Esta proteína, llamada CRAMP, se encuentra en la capa más superficial de la piel, en la epidermis.
El resultado del estudio abrirá nuevas puertas de investigación para minimizar en un futuro los efectos perjudiciales del alcohol en nuestro organismo.