La naturaleza es muy rara y en muchas ocasiones bastante inspiradora para los seres humanos. De hecho, muchos antiguos y nuevos proyectos se inspiran en ella (como el caso que os comentamos de la fotosíntesis artificial). Incluso hay ocasiones donde los materiales que conseguimos de ella, posteriormente, acaban teniendo usos totalmente diferentes. Hoy os hablaremos de uno de esos casos relacionado con una simple concha, pero un poco más especial que el resto.

La concha que parecía frágil, pero es más dura que el diamante

Se trata de una concha poco común, cuya composición es un 99% de calcita, un mineral bastante frágil. sin embargo, la carcasa aguanta múltiples golpes sin despeinarse (incluso cuando se golpea con diamante). Además es casi transparente, como si fuera cristal, y de hecho se usa para hacer cristales improvisados en algunos países asíaticos, entre otros usos. Concretamente se solía usar como materia prima para fabricar pegamento, tiza o barniz, aunque ahora se están replanteando otros usos para ella.

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Como os estaréis preguntando ya a estas alturas, los investigadores también se vieron en la situación de intentar saber porque esta concha que había pasado tan desapercibida no se agrietaba con los golpes. Así que se pusieron manos a la obra y la exploraron mediante un microscopio electrónico.

La estructura de la concha, clave para su resistencia

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¡Sorpresa! La estructura de la concha giraba simétricamente cuando se golpeaba, por lo que la energía del golpe se dispersaba horizontalmente. De esta forma, aunque la calcita es un material frágil, este proceso físico impide que cualquier grieta que se forme afecte a toda la estructura de la concha, ya que su disposición en capas elásticas sensibles a la deformación protege a todo el conjunto. imaginad hasta que punto funciona este proceso que una concha de este tipo puede soportar un golpe 10 veces más potente que la calcita en su disposición normal.

Tras haber conseguido comprender como aguanta esta concha los golpes, el plan es conseguir una versión artificial. La aplicación más obvia es hacer un cristal duro que no ceda bajo la presión para poder usarlo, por ejemplo, en los parabrisas de los coches o en las pantallas de smartphones o tablets. Eso si, tampoco se descartan las aplicaciones militares, como una armadura transparente y delgada.

Vía | Science.