Los niños de hoy en día son capaces de usar pantallas táctiles pero no de jugar con piezas de lego
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Al igual que nos pasó a los que nacimos en la década de los 80 y 90, nacimos con un ordenador bajo el brazo, sabiendo como utilizarlos y rápidamente nos adaptamos a la evolución de la tecnología hasta nuestras fechas. Ahora, los niños que nacieron a principios de siglo saben sorprendentemente cómo utilizar las pantallas táctiles de smartphones y tablets, pero carecen de la habilidad suficiente para construir por ejemplo bloques de piezas de juguete.
Una contradicción
Es curioso como este fue el resultado de un estudio realizado a niños de guardería y educación primaria, donde la mayoría fueron capaces (o mostraban una mayor habilidad) para utilizar una pantalla táctil que para unir piezas de juguete.
Esto ha sorprendido a la comunidad científica ya que, si ambas operaciones deberían estar relacionadas, el estudio refleja todo lo contrario. Los profesores temen que las habilidades de estos niños no se desarrollen adecuadamente, además de crear una adicción a este tipo de tecnologías.
Little girl play with building bricks in preschool
Si es cierto que muchas aplicaciones de este tipo de herramientas favorecen el desarrollo de un niño, no son comparables a las de jugar con la imaginación y con otros niños, fomentando la creatividad y desarrollando el resto de habilidades normales para un niño de no más de 10 años.
¿La culpa la tiene la tecnología?
Los maestros se quejan de la actitud de muchos de sus alumnos, mostrándose irritados y sin capacidad de auto-control, además de llegar a las aulas sin haber descansado lo suficiente por haber estado jugando hasta altas horas de la noche a alguna aplicación. También notaron una falta de interés por el conocimiento y el aprendizaje, y una notable falta de socialización.
Viendo estos graves efectos colaterales, ahora se plantea si la culpa de estas jóvenes generaciones que viven pegadas a una tablet o iPad desde que comienzan en la guardería, es culpa de la propia tecnología o de una falta de responsabilidad por parte de los padres y profesores.
Vía TheGuardian
