5 formas que tiene nuestro lenguaje corporal de indicar problemas y pedir ayuda
El lenguaje corporal es fascinante, de hecho se estima (según el estudio de Albert Mehrabian) que la comunicación verbal (oral) por si sola solo transmite el 7% de la información total del mensaje, el resto de información del mensaje es recibido un 38% según el tono de voz que ponemos y un 55% según el movimiento o la posición que ponemos (postura, gestos, etc…). Es decir nos da mucha más información la comunicación no verbal que la verbal.
Con esto quiero decir que tú puedes llamar a una amiga tonta por ejemplo, pero sin el contexto del tono y los gestos y expresiones no sabrá si es una broma o un insulto. Si se lo dices riendo, con sonrisa y lenguaje corporal relajado verá que es una broma. Si se lo dices con una postura rígida, con la cara tensa y expresión seria o enfadada y en tono seco, sabrá que la estás insultando.
Hoy vamos a centrarnos en algunos mensajes dentro de ese 55% de información que son los gestos, postura, expresiones faciales, etc… Concretamente vamos a explorar gestos que indican algo negativo o que deberían hacernos sospechar que la otra persona no está bien u oculta algo:
1 – La respuesta de “congelación” → La teoría dice que este es uno de los tres movimientos desarrollados para enfrentarnos a un peligro (según teorías evolutivas). El primero concretamente. Primero nos paralizamos, como si estuviéramos congelados, ya que esto puede hacernos pasar desapercibidos ante una presa o no ser detectados. Si esto no funciona entra en marcha la segunda respuesta que es huir o distanciarse del peligro y en tercer lugar si no queda más remedio, luchar o defendernos contra la agresión, cuando no podemos huir. Hablamos de respuestas ante amenazas serias.
Hoy en día ya no tenemos depredadores “naturales” como antaño pero podemos continuar observando esta respuesta ante eventos como por ejemplo, oír disparos, ver a alguien entrar en la habitación con un arma o quedarnos paralizados en tráfico cuando un coche casi nos da, o nos encontramos un coche de frente o un tren. Mucha gente se queda paralizada en medio de la carretera y tarda unos minutos en recuperar la compostura.
Esta respuesta también aparece cuando se le comunican a alguien noticias devastadoras, o cuando por ejemplo se le dice a un criminal que ha aparecido un testigo del crimen.
En estos casos podemos deducir que a la persona le está costando asimilar y procesar lo que le hemos dicho, aquí debemos ser comprensivos e intentar que la persona repita lo que le decimos (para asegurar que lo entiende por ejemplo) y que exprese lo que siente. De todas maneras si es una respuesta temporal no debería tener más problemas, la gente en ocasiones necesita un momento para asimilar los hechos.
2- El balanceo hacia delante y hacia atrás → Los movimientos repetitivos casi siempre son formas calmantes y tranquilizadoras de enfrentarnos al estrés. También son gestos que pueden indicar aburrimiento o necesidad de más activación. Cuando uno se aburre o no sabe que hacer en ocasiones juega con los dedos o tapea el suelo.
Pero el caso de un balanceo repentino suele ocurrir ante exposiciones a situaciones de muy elevada ansiedad. Ocurre tanto en niños como en adultos y lo que se pretende con el mecanismo es aislarse del entorno (hostil y peligroso) y entrar en un tipo de comunicación interna con uno mismo, además estimula los sentidos vestibulares y es una forma primitiva de calmarse (recordando al movimiento que tiene el feto en el vientre materno). Aislándose (incluso disociándose) del exterior. Pueden tener la mirada perdida y no responder a lo que se les dice. Esto puede indicarnos problemas futuros, las respuestas disociativas si no se manejan bien a la larga pueden establecerse como mecanismos de defensa repetitivos. Habrá que ayudar a la persona (a su ritmo) a asimilar lo que le ha ocurrido, sin bloquearlo, e integrar lo que ocurrió con sus emociones. No en el momento pero a posteriori. Lo que debemos intentar es hacer sentir a la persona segura, alejarla del peligro y tranquilizarla. Normalmente con esto deberían salir del estado.
3- Asumir una posición fetal → Noticias devastadoras o eventos que sobrepasan a la persona pueden llevarla a asumir esta posición momentáneamente, como para proteger el estomago y desconectar del evento. La investigación ha demostrado que tanto si el “golpe” es físico como si es “emocional” se registran respuestas muy similares de dolor en el cerebro (la amígdala) y provocan respuestas similares.
4 – Entrelazar los dedos de forma rígida (en forma de Teepee) → Esto se suele hacer cuando uno está alterado (enfadado/preocupado) o inquieto, también cuando se está revelando información inquietante sobre sí mismos, dificultades encontradas o eventos trágicos. También aparece en rupturas de pareja. Las manos en esta posición se frotan hacia arriba y abajo.
Este gesto implica que hay conciencia o activación causada por problemas. Además el entrelazado de los dedos aumenta la estimulación táctil.
Es frecuente verlo en terapias de pareja cuando se habla de infidelidades, del deseo de divorciarse o de malas conductas. Así como cuando se va a dejar un empleo, se ha roto algo o hay un accidente de tráfico. Los niños también lo hacen cuando se preparan para confesar haber hecho algo malo o no haber cumplido con algo.
Pero ¡ojo! Porque esta conducta también puede ser un hábito rutinario en ciertas personas y en tales casos no indicar nada. Si por el contrario la vemos en alguien que no la hace nunca, probablemente esté a punto de contarnos algo malo.
5 – Aspirar los labios hacia dentro, meterlos → La versión más suave son los labios tensos y apretados, con la boca cerrada. Esta respuesta se lleva a cabo para afrontar cosas negativas que vemos u oímos. Por ejemplo los pasajeros que observan su vuelo cancelado en las pantallas del aeropuerto. La versión más acentuada es cuando los labios se invierten hacia dentro de la boca, como succionados hacia el interior. Esta comunica a otros, en tiempo real que se siente gran malestar o que se está arrepentido o compungido.
Estas expresiones te permiten saber que la persona que las muestra está experimentando algo muy malo, raro, estresante o desafiante. Están expresando algo que les sobrepasa, algo referente a lo cual están teniendo dificultades de afrontamiento.
Es en estos casos que debemos preguntarles cómo podemos ayudar, ofrecer una mano amiga, darles un abrazo (si es pertinente y están receptivos), escuchar atentamente lo que nos cuentan y ofrecerles sensación de seguridad.
Fuente: Lenguaje no verbal, Comunicación no verbal, Psychology today.
Imagen: Wikimedia Commons.