Descubren el área cerebral responsable del comportamiento social
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Existen determinadas áreas cerebrales tan estudiadas que podríamos afirmar que sabemos con total seguridad para que sirven (aunque en ciencia nada es 100% seguro jamás). Un ejemplo claro sería el hipocampo, responsable de la memoria a largo plazo; o la amígdala, responsable de la empatía entre otras funciones. Sin embargo, había un tipo de comportamiento que no sabíamos donde residía, pero que sabemos que existe y nos caracteriza: El comportamiento social.
El circuito responsable de la interacción social, al descubierto
Gracias a un estudio a cargo de los investigadores de la Universidad de Stanford, se ha logrado desentrañar el verdadero circuito cerebral responsable de la tendencia de los mamíferos para interactuar socialmente. Si se estimula dicho circuito, se aumenta de forma inmediata el apetito de interacción social de un ratón en post de conocer a una hembra desconocida. Por el contrario, si el circuito de inhibe, el comportamiento social desaparece.
El estudio se publicó hace unos días en la revista Cell, y como podréis imaginar tendrá bastante potencial para poder tratar mejor algunos tipos de trastornos psiquiátricos donde este comportamiento social esta alterado: Autismo, fobia social, esquizofrenia, depresión… Al menos así lo afirma Karl Deisseroth, responsable del estudio y profesor de bioingeniería, psiquiatría y ciencias del comportamiento en la Universidad de Stanford.
Para llegar a este hallazgo, Deisseroth y sus colegas usaron la optogenética, es decir, introdujeron moléculas dotadas artificialmente con receptores de luz en las células cerebrales. Tras ello, usaron luz de fibra óptica para estimular a estas células convertidas en fotosensibles, lo que conllevaría activar determinados circuitos cerebrales (o por el contrario, desactivarlos) a voluntad, solo usando la luz.
Gracias a este novedoso método fueron capaces de manipular y controlar la actividad de grupos específicos de neuronas de unos ratones en tiempo real, mientras estos eran expuestos a otros animales recien llegados a su hábitat o simplemente se exponían a objetos inanimados en varios ambientes del laboratorio.
El circuito de recompensa y su gran relación con el comportamiento social
Una de las zonas clave en este experimento fue una región del tronco cerebral denominada Área Tegmental Ventral (ATV), esencial para el funcionamiento de los circuitos de recompensa cerebral y capaz de producir las sensaciones de placer en respuesta al éxito en actividades de supervivencia como comer, mantener relaciones sexuales o encontrar un refugio caliente cuando hace frío. ¡Ah! Y también es responsable de producir el archiconocido neurotransmisor de este circuito: La dopamina.
Cuando el ATV funciona mal se pueden desencadenar comportamientos como el abuso de drogas, o la depresión. Sin embargo, es la primera vez que se la relaciona con el comportamiento social. En este experimento se vio la relación gracias a la optogenética, pues este método dotó de algunas proteínas a las neuronas dopaminéticas mediante las cuales se pudo activar o inhibir la función de estas. Si se aumentaba la actividad, los ratones eran más propensos a la interación. Por el contrario, si se disminuía, la interacción social también lo hacía. Y tan solo se afectaba este tipo de comportamiento en los ratones, ninguno más.
“Toda conducta surge de un patrón de actividad cerebral, y cada malfuncionamiento del comportamiento surge de los circuitos que funcionan mal. La posibilidad de establecer por primera vez que neuronas son las responsables del comportamiento social de un ser vivo mejorará en gran medida nuestra capacidad para entender cómo funciona el comportamiento social, y cómo puede fallar”
Vía | Psypost.