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El mundo de la investigación sobre el SIDA se viste de luto

21 julio, 2014 16:53

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En este blog hemos hablado en numerosas ocasiones de buenas noticias acerca de los avances tan esperanzadores que se están realizando en el campo del sida, una de las pandemias más dramáticas del siglo XX y de lo que llevamos del siglo XXI.

Hace unos meses dedicamos una entrada en Medciencia sobre cómo se encuentra la situación actual contra esta enfermedad, de cómo hemos conseguido cronificar el sida y cómo se está adaptando el virus a nuestro organismo. Aunque todavía queda mucho camino por recorrer para hallar la ansiada cura, ya se ha conseguido frenar su transmisión y controlar la enfermedad en nuestro cuerpo el máximo tiempo posible.

Sin embargo, hoy toca hablar de una mala noticia debido, simplemente, a la sinrazón humana. El mundo de la investigación sobre el sida se viste de luto por la tragedia del vuelo MH17. Como todos sabréis, el pasado 17 de julio un Boeing 777 fue abatido en espacio aéreo ucraniano, lo que acabó con la vida de 298 personas y, entre ellas, con decenas de expertos sobre el VIH que viajaban a Australia para asistir al XX Congreso Internacional sobre el sida que comenzaba el 20 de julio.

Entre las víctimas había personal de la Organización Mundial de la Salud, investigadores médicos, trabajadores sanitarios y activistas. Además, entre ellas se encontraba una de las mayores figuras en la lucha contra el VIH, Joep Lange, expresidente de la Sociedad Internacional del SIDA que ha estudiado el virus durante 30 años.

Este médico holandés es autor de más de 350 artículos que ha ayudado a introducir tratamientos asequibles en Asia y África. Asimismo, fue pionero en el desarrollo de tratamientos para prevenir la transmisión del virus de madres a bebés en los países pobres.

En palabras del científico Trevor Stratton:

“Quizás, la cura contra el SIDA viajaba en ese avión”

Puede ser una exageración tal afirmación, pero lo que sí es cierto es que en ese vuelo se encontraban muchas aproximaciones científicas para lograr ese objetivo tan codiciado, una oportunidad que se ha perdido por la locura humana. Este trágico evento deja en evidencia que la estupidez humana puede alcanzar cotas inimaginables cuando realmente nos lo proponemos.

Por mi parte, no encuentro palabras para expresar la profunda desafección que me ha producido esta noticia. En las guerras perdemos todos, nadie gana; y el pasado 17 de julio, aparte de las 298 vidas que se perdieron en ese vuelo, también millones de vidas han perdido una ocasión para encontrar una cura contra el sida.

Espero que del daño irreparable que se ha realizado, podamos, por lo menos, sacar conclusiones sobre lo que ocurrió en ese vuelo, sobre la esperanza y la ilusión que se desvaneció de manera súbita.

Fuente: SINC