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Truco: Cómo enfríar tus bebidas rápidamente este verano

2 agosto, 2014 18:02
Es verano, el calor azota, y no hay nada mejor que una buena bebida bien fresquita para pasar el calor. Sin embargo cuando estamos fuera de casa la cosa se complica y no siempre es fácil tener a mano algo fresquito. Las neveras de playa son un gran invento, pero a veces no es suficiente. ¿Cómo solucionarlo? Tan sencillo como, además de poner todos los hielos que podamos, echar un puñado de sal.

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A priori puede parece una tontería, la sal derrite el hielo ¿cómo vamos a enfriar mejor con agua que con hielo? Sin embargo, la clave de que todo se enfríe más está precisamente en derretir los hielos. La explicación de esta “brujería” nos la da la termodinámica, que además nos explica que si en vez de sal echamos anticongelante el efecto es todavía mayor.

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¿Cómo funciona?

Antes de entrar en detalle hay un par de cosas que todos sabemos, pero deben quedar claras. La primera es que a 0ºC sólo se solidifica el agua pura; en cuanto la mezclamos con otras sustancias esta temperatura cambia. Y la segunda es que para pasar de hielo a 0ºC a tener agua líquida a 0ºC necesitamos dar al hielo una cierta energía, igual que para pasar de agua a 100ºC a vapor. Sabiendo esto, algun@ ya se imaginará por dónde van los tiros.

Lo que realmente sucede es que al añadir sal, el punto de fusión baja. De hecho, para una mezcla con el 20% de sal el punto de fusión, baja hasta alrededor de -16ºC. Y si seguimos añadiendo sal bajará aún más. Así pues tenemos “hielo salado” a una temperatura a la que debería ser líquido. Puesto que nuestra nevera es aislante, la mezcla no tiene una fuente de calor de la que coger la energía necesaria para fundirse; es justo ahora cuando se produce la magia.

Puesto que toda sustancia por encima del cero absoluto (0K = -273.15ºC) posee energía interna en forma de calor (calor en el sentido termodinámico, algo más complejo que el calor cotidiano), esta energía interna es la única fuente de la que puede echar mano nuestro hielo salado, que al usar esa energía para fundirse pierde temperatura. Es decir, al fundirse el hielo pierde temperatura por el principio de conservación de la energía.

Alguno puede pensar que el agua líquida no conserva el “frío” (otro día contaré por qué está mal decir frío en termodinámica) igual que el hielo, sin embargo, eso no es correcto. Ambas fases del agua poseen el mismo calor específico, que es la magnitud física que mide cómo una sustancia pierde o absorbe calor, por lo que echar sal no tiene lado malo, salvo que lo echemos dentro de las bebidas o la comida.

Os animamos a probarlo cuando vayais de excursión o bajéis a tomar el sol a la playa o la piscina. Incluso para los más escépticos, recomiendo utilizar un termómetro para comprobar cómo baja la temperatura con tan solo añadir sal, ¡incluso podéis probar en un vaso de plástico!

BONUS: También tenemos un consejo para cuando queráis enfriar alguna bebida muy rápido: enrollad una servilleta empapada en agua alrededor de la bebida. En menos de la mitad de tiempo conseguiréis enfriarla como a todos nos gusta; funciona en cualquier nevera/congelador.