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Si la percepción de humedad no existe, ¿por qué sabemos cuándo estamos mojados?

2 octubre, 2014 20:18

Nunca me había planteado esta cuestión hasta que hoy lo leí por primera vez. O sea, nunca me había planteado si en la piel de los seres humanos tenemos receptores que detecten la humedad, del mismo modo que los receptores del frío o del calor. La respuesta es NO. El concepto de humedad, de hecho, podría ser más de una “ilusión perceptual” que nuestro cerebro evoca, basada en nuestras experiencias previas con estímulos que hemos aprendido conocer como que “mojan”.

Es algo curioso e interesante desde el momento en el que la sensación de humedad desempeña un papel importante en muchos aspectos de nuestra vida diaria. Pensemos, por ejemplo, en la sensación de cuando sudamos o de cuando nos secamos con una toalla húmeda.

Tras esta explicación: ¿cómo podemos saber si nos hemos sentado en un asiento mojado o si estamos caminado a través de un charco? Investigadores de la Universidad de Loughborough acaban de publicar en la revista Journal of Neurophysiology un posible porqué.

Humedad, temperatura y tacto

Los investigadores partían de la propuesta de que la percepción de humedad podría entrelazarse con nuestra capacidad de sentir la temperatura (frío o calor) y también con sensaciones táctiles tales como la presión y la textura. También habían observado previamente el papel de las fibras nerviosas A (los nervios sensoriales que transportan la temperatura y la información táctil de la piel al cerebro) y el efecto de la reducción de la actividad nerviosa en la percepción de humedad. Por último, también habían escrito la hipótesis de que, debido a que las zonas peludas del cuerpo son más sensibles a los estímulos térmicos, éstas también serían más perceptivas a la humedad que las zonas menos peludas, como las palmas de las manos o las plantas de los pies, que son más sensibles a los estímulos táctiles.

Los investigadores expusieron a 13 estudiantes universitarios varones sanos a estímulos húmedos calientes, neutros y fríos. Probaron varias regiones, como los antebrazos de los sujetos (piel peluda) y las yemas de los dedos (piel menos peluda). Los investigadores también realizaron pruebas que estimulaban la humedad con y sin bloqueo nervioso.

Los investigadores detectaron que la percepción de humedad aumentaba aumentó a medida que la temperatura disminuía, lo que significa que los sujetos eran mucho más propensos a percibir estímulos fríos y húmedos que estímulos húmedos cálidos o neutros. El equipo de investigación también encontró que los sujetos eran menos sensibles a la humedad cuando la actividad del nervio estaba bloqueada, y que las zonas con más pelos eran más sensibles a la humedad que las zonas con menos pelos. Estos resultados contribuyen a la comprensión de cómo los seres humanos interpretan la humedad, a la vez que representan un nuevo modelo neurofisiológico de cómo el cerebro procesa esta sensación.

Fuente |Sciencedaily