Día mundial de la salud mental: Hablemos de resiliencia
Hoy 10 de Octubre es el día mundial de la salud mental. La salud mental es un problema que ha ido ganando fama en los últimos años y este día tiene la función de concienciar a la sociedad y fomentar la promoción (y prevención) en salud mental. Cada año se suele enfocar la campaña en un trastorno o en una problemática concreta aunque la celebración sea más genérica. Desde 2008 se ha centrado en diferentes temas, como son la depresión (2012), las enfermedades físicas crónicas (2010) y este año han decidido centrarse en la esquizofrenia. La iniciativa de crear este día vino de la federación Mundial de Salud Mental y la OMS les apoya y divulga la campaña.
Podéis encontrar las propuestas y la definición de salud mental de la OMS en su página oficial.
¿Por qué algunas personas se levantan más fuertes después de que les pasen cosas malas, después de un trauma o un periodo de adversidad? ¿Qué les protege de desarrollar problemas psicológicos en esas situaciones mientras otros si los desarrollan?
A pesar de que el tema de este año es la esquizofrenia, hoy vamos a hablar de prevención y mejora de la salud mental en términos genéricos y ello es imposible sin hablar de resiliencia. La resiliencia yace en toda base de prevención en salud mental.
El 75 % de los factores que definen la salud mental son aislados (solo solapándose el 25%) y sabemos que uno de los centrales es la resiliencia.
¿Qué es la resiliencia?
Es la habilidad de adaptarse y fortalecerse en situaciones de adversidad. De crecer con esas situaciones.
Ser flexible y no “rompernos” cuando algo malo ocurre. Mantener la salud emocional y recuperarnos.
La resiliencia implica una actitud proactiva. Es algo que todos tenemos (parte de nuestra supervivencia) pero en diferentes grados. Se puede entrenar para aumentarla.
¿Cómo la puedo entrenar?
El doctor Gatt en un estudio reciente (2012) comprobó que la resiliencia dependía de dos factores: el entorno y la genética. La genética en concreto explicaba el 48% de la variabilidad. Luego el porcentaje restante es maleable y lo podemos entrenar. Pero…¿Cómo aumento mi resiliencia? El doctor Gatt nos ofrece una serie de consejos:
- Aumenta el estado de ánimo y las emociones positivas: Haz actividades agradables, se positiva, busca el lado bueno de las cosas, ten fe en ti mismo/a, confía en tu capacidad y busca conductas que promuevan esos valores.
- Disminuye las emociones negativas reinterpretando la adversidad y los eventos negativos. Intenta cambiar tu punto de vista, trabaja la forma que adoptan tus pensamientos, flexibiliza tus actitudes.
- Elige una visión de la vida basada en metas: Ves a por lo que quieres, que nada te pare, tu objetivo es alcanzar esos deseos y metas, pase lo que pase. Si te caes, levántate de nuevo.
- Mantén una red social fuerte que te de apoyo: Es muy importante estar en contacto con un grupo social, el contacto social y el apoyo que se nos brinda fortalecen nuestra capacidad de resiliencia.
La exposición temprana (en la infancia) a estresores moderados (no severos) puede ser positiva si dota a la persona de estrategias de afrontamiento que irá interiorizando. Hay más problemas cuando uno no se ha enfrentado nunca a problemas o no ha tenido la oportunidad de desarrollar y practicar estrategias eficaces para enriquecerse y vence las dificultades que la vida le puede presentar.
Según la universidad de Yale otras actividades que fomentan la resiliencia son:
- El ejercicio físico.
- La NO evitación de problemas (elegir un enfoque de confrontación de los mismos).
- Aprender de modelos de conducta presentes en nuestro entorno, fijarnos en que hacen los demás para estar bien.
Ponerte a trabajar la resiliencia cuando estás muy mal puede ser difícil así que piensa que los buenos momentos también son oportunidades para entrenarla y que esté más fuerte para cuando tengamos que practicar en una situación negativa.