Confirmado: El dinero NO da la felicidad (pero sí disminuye la tristeza)
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Lo habréis oído más de una vez, o lo habréis dicho vosotros mismos, “si tuviese más dinero seguro que sería mucho más feliz“. Siempre se nos suele decir que esto no es cierto, que solo es una percepción, y en definitiva, que el dinero NO da la felicidad. Pero claro, como leí hace un tiempo en una de tantas páginas de Facebook, “el dinero no da la felicidad, pero yo preferiría llorar en un Ferrari“.
Ahora, gracias a un reciente estudio de la Universidad British Columbia, esta frase sobre el Ferrari cobra bastante, bueno, muchísimo sentido. Pues sí, ciertamente el dinero parece no dar la felicidad, pero ayudar, ayuda.
El dinero no da la felicidad, pero sí contribuye a disminuir la tristeza
A esta conclusión han llegado los investigadores. De buenas a primeras, es lógico pensar que todo aquel que pueda permitirse cualquier bien material que se le antoje sea mucho más feliz que el resto de los mortales que ya nos cuesta nuestro esfuerzo llegar a fin de mes, pero por lo visto, a nivel psicológico, las cosas no funcionan así. Estos científicos han demostrado, en su estudio publicado en Social Psychological and Personality Science, que el dinero “sólo” ayuda a sentirse menos desgraciado. Que queréis que os diga, no significa sentirse más feliz, pero no está nada mal, ¿no?
Por lo visto, según este grupo de científicos, contar con unos mayores ingresos no ayuda a ser más feliz en el día a día, pero sí se asocia a una menor tristeza. Es decir, que el dinero sería una buena arma para disminuir la tristeza, pero no para aumentar la felicidad. Tendemos a pensar que son dos conceptos totalmente opuestos en linea recta, pero son sentimientos totalmente distintos que no tienen porque ir inversamente correlacionados, como solemos creer. Además, esta evidencia se añadiría a anteriores estudios donde se demostró que la parte real que otorga la felicidad, en cuanto al dinero se refiere, sería gastar dicho dinero en hacer regalos a nuestros seres queridos, más allá de gastarlos en nosotros mismos.
Así lo comentan los investigadores:
“Aunque amplias investigaciones anteriores han explorado la relación entre los ingresos y la felicidad, ninguna a gran escala había examinado hasta ahora la relación entre los ingresos y la tristeza. La tristeza y la felicidad son estados emocionales distintos, más que diametralmente opuestos, y pasadas investigaciones apuntan a la posibilidad de que la riqueza puede tener un mayor impacto en la tristeza que la felicidad”
Durante el estudio, se encuestó a 12.291 personas con diferentes rangos de ingresos, teniendo en cuenta otros factores como el estrés, el tiempo libre o la zona donde vivían los encuestados. Y, casualmente, las contestaciones eran muy similares en el rango de ingresos: Felicidad no, pero menor tristeza sí.
Y, tras saber esto, probablemente muchos seguiréis de acuerdo con la frase que hemos usado al inicio: “No seré más feliz, pero es preferible llorar en un Ferrari“. Y sí, será comprensible pensar así.
Vía | ABC.