La deshidratación, tan peligrosa como el alcohol al conducir
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No es la primera vez que os mencionamos la importancia de la deshidratación, o mejor dicho, de mantener una importante hidratación y beber suficiente agua durante el día, ya sea en forma sólida gracias a los alimentos o en forma líquida. Si bien sabemos que la deshidratación puede provocar situaciones nada halagüeñas en nuestro organismo, un nuevo estudio publicado en la revista Physiology and Behavior nos ha añadido una preocupación a la lista, y una razón más para mantener una hidratación correcta: La deshidratación podría provocar los mismos síntomas que consumir alcohol si vamos a conducir.
Deshidratación y conducción, una mala combinación
Así pues, según este reciente trabajo a cargo de la Universidad de Loughborough, los conductores llegan a tener el doble de errores al volante si sufren una leve deshidratación. Aquellos que tan solo podían beber 25 ml de agua en una hora duplicaban sus errores, de forma muy similar a lo que ocurriría al haber consumido alcohol al volante.
Así lo explica Ron Maughan, profesor de Deporte y Nutrición, y director del estudio:
“Deploramos el consumo de alcohol al volante, pero no solemos pensar en los efectos de otros factores que afectan a nuestra habilidad de conducción, como no beber suficiente agua y acabar en deshidratación. No hay duda de que conducir en estado de embriaguez o bajo los efectos de las drogas aumenta el riesgo de sufrir accidentes, pero nuestros hallazgos destacan un peligro poco conocido y sugieren que los conductores deben ser alentados para asegurar una buena hidratación.
Para ponernos en perspectiva, el nivel de errores cometidos con deshidratación leve equivalen a los cometidos por alguien con un 0,08% de alcohol en sangre, el limite legal de Reino Unido. En otras palabras, los conductores que sufren deshidratación provocarían los mismos errores que aquellos que superan el limite legal de alcohol en sangre”
Por otra parte, la deshidración también provoca cambios y mal funcionamiento mental, cambios de humor, mala concentración, disminución del estado de alerta, alteración de la memoria a corto plazo… Además de fallos en la conducción, como han demostrado estos investigadores.
Según el estudio, se llevaron a cabo una serie de pruebas durante dos días en conductores masculinos utilizando un simulador de laboratorio. Cada voluntario visitó el laboratorio hasta en tres ocasiones, usando el simulador hidratado o con una leve deshidratación. Dicha conducción simulada incluía una parte de dos horas monótonas continuas en una carretera de doble calzada, con curvas, un arcén y una simulación auditiva de bandas sonoras y vehículos en movimiento lentos para ser adelantados.
Uno de los días, los participantes consumieron una media de 200 ml de líquido cada hora, y en otro día, solo 25 ml a la hora. Se tuvieron en cuenta errores, como fallos en el carril, mal frenado o tocar o cruzar las líneas del carril cuando no debían.
La deshidratación duplica los errores en la conducción
Según los resultados, durante el día de buena hidratación los conductores cometieron una media de 47 incidentes de conducción, mientras que el día de deshidratación ese número se elevó hasta 101. Incluso en el período de dos horas de monotonía, la tasa de errores también aumentaba, sobre todo al final de la prueba.
“Los resultados de este estudio sugieren que una deshidratación leve provocaba un aumento significativo de errores de conducción menores durante una conducción prolongada y monotora, en comparación con el mismo tipo de conducción llevada a cabo con una correcta hidratación. El nivel de deshidratación inducido en el estudio fue leve, y podría ser fácilmente reproducido por personas con acceso limitado a líquidos en el transcurso de un día ajetreado de trabajo”
Para finalizar, los investigadores recuerdan que los errores de los conductores representan hasta el 68% de los accidentes, al menos en Reino Unido (donde se realizó el estudio), por lo que una deshidratación leve podría producir cambios negativos en el estado del animo, reducir la concentración y modificar el estado de alerta o la memoria a corto plazo, además de ocasionar dolor de cabeza y fatiga.
Vía | The Telegraph.