"Un mes sin quejarte", ¿Funciona?, ¿Cómo se consigue?
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Esta nueva campaña que surgió hace no mucho en Facebook, proponía pasar un mes sin quejarse a aquellos que lo desearan, ese era el reto. En concreto el proyecto del que se hizo eco Facebook se llamó el “Complaint Restraint February” (Febrero de restricción de la queja). Esta idea empezó como algo entre amigos que desarrollaron Thierry Blancpain y Pieter Pelgrims en 2010, cuando vieron el bienestar que les proporcionaba animaron a más amigos a unirse hasta que en 2015 han decidido abrirlo al público creando una web para apuntarse.
La queja es la forma de expresar una desagrado, malestar, una pena, un dolor, etc… pero de forma negativa. Además las personas con desagrados en común sienten una unión muy rápidamente, seguro que recuerdas una conversación en la que tú y algún amigo os quejabais de algo juntos y cómo eso os unió, “el enemigo de mi enemigo es mi amigo” y además siempre una queja sirve para romper el hielo. El problema es que aparte de ser poco productivo (por no decir directamente contraproducente), lo que ocurre es que la mayor parte del tiempo nos quejamos a los demás y no con ellos y eso crea rechazo aparte de amargarnos aún más.
Vamos, que nos quejamos mal, sin un objetivo. Nos quejamos por desahogo emocional y no por cambiar algo.
Pero bueno, la queja está ahí para algo, centrarnos en lo negativo tiene una función protectora, de auto defensa incluso podríamos decir: si algo nos puede hacer daño estamos pendientes de ello. Pero la sociedad actual lo lleva al extremo.
En cualquier caso matizan los autores del invento que no todas las quejas son negativas, ni tiene uno que dejar de quejarse de todo toda la vida. Habrá momentos en que la queja sea necesaria para no sentirnos solos y obtener apoyo. Pero el experimento de ellos se enfocaba más a las cosas cotidianas (el ruido del vecino, el bus que llega tarde, el atasco de por la mañana) y no a las puntuales (un suceso muy negativo excepcional como un duelo o perder el trabajo).
¿Funciona?
Pues lo cierto es que sí, y aunque esta iniciativa ha sido desarrollada por dos personas lo cierto es que en la psicología hay una larga corriente de estudio con respecto al fenómeno. Pero primero analicemos los beneficios que se obtienen cuando uno deja de quejarse:
- Aumenta la felicidad.
- Nos sentimos menos quemados.
- Cambiamos la forma de comunicarnos con los demás (y por lo tanto la forma de otros de comunicarse con nosotros).
- Rompemos círculos viciosos.
- Mejoramos las relaciones sociales.
- Nos sentimos más optimistas.
- Nos enfocamos más a la solución del problema.
- Disminuye la ansiedad y el malestar.
- Estamos más receptivos a nuestro entorno.
Ahora veamos los procesos por los cuales funciona:
- Saliencia: Los eventos negativos acaban siendo más visibles porque les prestamos atención, en cuento focalizamos la atención en lo positivo esto es lo que se resalta mientras que lo negativo deja de ser importante. Así mismo hay que saber que intentar suprimir algo activamente (en este caso se ve como una amenaza) solo hace que nuestro cerebro lo considere como algo relevante y le preste más atención, es por eso que lo correcto es no suprimir sino sustituir o canalizar. Os recomiendo un artículo sobre como reprimir pensamientos los hace más fuertes que creo puede ser muy interesante en relación a este punto.
- Aceptación/mindfulness: La idea de no quejarse esta en línea con los principios del mindfulness, principios de aceptación, mente abierta, conciencia plena del presente, etc… De hecho es una técnica que puede ayudar mucho a los que quieran llevar a cabo ese cambio de filosofía mental hacia lo positivo y la aceptación y sin duda puede ayudar en el reto de las quejas.
- Reeducación: Una vez hemos entrenado al cerebro este se reeduca, convierte ese nuevo aprendizaje en automático y este deja de ser un esfuerzo, más o menos lo que ocurrió con la queja anteriormente, que nos quejábamos de forma automática, la idea es llegar al no quejarnos de forma también automática.
- Aprendemos nuevas estrategias y formas de afrontamiento más eficaces y positivas: La queja es una forma de afrontar las cosas: cuando tenemos un problema nos quejamos. Pero cuando no podemos quejarnos y tenemos que hacer algo diferente ello nos obliga a indagar en formas nuevas de afrontar esos sentimientos y el problema. Puede que aprendas a canalizar mejor tus emociones, adquieras más autocontrol, aprendas a utilizar técnicas de distracción, desarrolles una comunicación más empática y positiva, o apliques estrategias de solución de problemas…
El resultado funciona y además cada vez es más visible porque ya se han creado movimientos (y negocios) dedicados exclusivamente a ello, como el “Complaint free world“, cuyos seguidores llevan una pulsera con ese mismo mensaje que les recuerda su compromiso a participar en un mundo sin quejas. En este grupo cada vez que se quejan están obligados a cambiar la pulsera de mano, así se hacen conscientes y reflexionan cada vez que ocurre evitando que pase otra vez.
¿Cómo lo hago?
- Define primero que es una queja para ti, que tipo de quejas consideras negativas y quieres eliminar. Si algo que observas es negativo pero es algo racional sin subjetividad ni emoción negativa añadida, puede que eso no sea una queja. Por ejemplo: “está lloviendo” no es una queja, en cambio “que desastre, ya está lloviendo otra vez” (observamos la connotación negativa) sí que lo es.
- Observa tus hábitos de queja: ¿Te sueles quejar siempre de las mismas cosas-personas-situaciones?, ¿Tus quejas siguen siempre un estilo? Eso te ayudará a estar alerta y detectarlas con tiempo para evitarlas. La anticipación de situaciones que desencadenan la queja es importante.
- Evita las personas o conversaciones de queja. No te rodees de lo que intentas evitar y tampoco te dejes llevar buscando la aprobación de los demás. Si surge una conversación negativa mantente firme.
- Convierte las quejas negativas en sugerencias positivas. En lugar de una queja puedes sugerir una acción, un cambio, una solución. Por ejemplo: en lugar de “que desastre, ya está lloviendo otra vez”, podríamos decantarnos por “¡oye! ¿Y si vamos al cine aprovechando que llueve?”
- Si ya has cometido el error de empezar una frase con una crítica o queja utiliza la técnica del “pero…”. Esto es añadir a lo que hemos dicho ya negativo un giro positivo. Por ejemplo: “como odio los atascos…. pero… al menos puedo escuchar un poco más esta canción tan chula en la radio”.
- Cambia el “tengo que” por el “puedo”, “voy a”, como si fuera un logro… Por ejemplo: en lugar de “tengo que limpiar la casa”, “puedo limpiar la casa”. En lugar de “tengo que estudiar para un examen”, “decido estudiar para al examen o he logrado llegar al examen”.
- Llevar una gomita que debamos estirar para “castigarnos” cada vez que nos quejemos y así asociar la sensación negativa con la queja y acabar dejando de quejarnos. Esto a mí no me parece muy útil pero bueno, parece ser que hay gente que le funciona, si eres de los que van a acabar con ampollas en la muñeca mejor no lo intentes.
- Lleva algo encima que te recuerde tu pacto, un anillo, una pulsera, etc…
- Piensa en el que te está escuchando y en cómo se siente (o cómo te sientes tu si estás con alguien que solo se queja).
- Déjalo estar. A veces hay que aceptar las cosas. Si no lo puedes cambiar no sirve de nada quejarte. Acepta el suceso como es y pasa a otra cosa. Para esto puedes practicar Mindfulness que es muy útil.
- Estate atento de no quejarte “en pensamientos”. La queja no solo es aquella que decimos, sino también aquella que pensamos. Trabaja con los pensamientos también.
Fuente: El País, Fastcompany, Fastcompany,