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¿Podría tratarse el cáncer con sacarina?

14 mayo, 2015 18:39

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Acusada desde hace años de producir cáncer, la sacarina ha estado desde entonces perseguida por la sombra de la duda. A pesar de estar considerado como un edulcorante seguro, son muchos los que evitan su consumo fundamentándose en su posible relación con el cáncer, alegando rotundamente que es preferible el consumo de azúcar a la sacarina

¿Es esto cierto? ¿produce realmente cáncer?, no tan solo es una afirmación completamente errónea, sino que últimos estudios consideran la posibilidad del uso de la sacarina como tratamiento anti-cancerígeno.

¿Qué sabemos sobre la sacarina?

La sacarina es un edulcorante no calórico, fue descubierto en 1879 por Ira Remsen y Constantine Fahlberg, y se trata de uno de los edulcorantes sintéticos más antiguos que existen. Químicamente se trata de una amida o sulfobenzoica y es denominada por la industria alimentaria con las siglas E954, se utiliza en el mayor de los casos como sustituto del azúcar, para la elaboración de productos sin azúcar, dietéticos, para diabéticos, etc…

¿De dónde surgió la relación entre sacarina y cáncer?

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Hace años surgió la voz de alarma al confirmar que la sacarina provocaba cáncer, en concreto cáncer de vejiga. Pero bien ¿de dónde salió tal información? ¿Es esto realmente cierto? Dicha afirmación derivaba de ciertos estudios realizados en roedores, donde relacionaban el consumo de sacarina con un aumento del cáncer de vejiga. Ahora bien, si los estudios lo confirmaban, ¿por qué se sigue comercializando?

Afirmar que algo que se consideraba “seguro” para ser consumido podría provocar cáncer, se trataba de una sentencia cuanto menos llamativa, y es por ello que se abrieron nuevas líneas de investigación, en las cuales estudios posteriores (“Tumorigenicity of sodium ascorbate in male rats“) comprobaron que dicho efecto ocurría también con el consumo de vitamina C, es decir, el cáncer de vejiga no era a causa del consumo de sacarina sino consecuencia de un mecanismo relacionado con en la composición de la orina de los roedores.

Como quizá os hayáis preguntando, el hecho de que se relacionara su consumo con cierto tipo de cáncer en roedores podría hacer que nos preguntásemos si puede darse igualmente en humanos, aunque el problema no fuera el consumo de sacarina. Tras plantear esta hipótesis, se realizaron numerosos estudios, los cuales pretendían aclarar si dicho efecto que se observaba en roedores se daba también en otro tipo de animales, como los primates.

Posteriormente se concluyó que el consumo de sacarina no suponía un riesgo para otro tipo de animales, incluyendo a los humanos(“Long-term feedingof sodium saccharin to nonuman primates: implications for urinary tracr cancer“). Por consiguiente, en 1993 tanto el comité JECFA (Join Expert Committe on Food Additives) como la OMS dieron como valido y seguro su consumo, así como el comité SCF (Scientific Committe on Food) de la Unión Europea en 1995.

¿Podría ser utilizada la sacarina como medicamento contra el cáncer?

Recientes estudios llevados a cabo por el  Robert Mckenna, profesor en bioquímica y biología molecular de la Facultad de Medicina de la Universidad de Florida, han demostrado que la sacarina es capaz de unirse e inhibir la anhidrasa carbónica IX, proteína que poseen algunos cánceres muy agresivos como el cáncer de mama, hígado, riñón, pulmón, páncreas y cerebral. Esta proteína ayuda a regular el pH interno y de alrededor de células cancerosas, provocando el crecimiento y la metástasis a otros lugares del cuerpo. Por ello se estudió la posibilidad de la creación de medicamentos capaces de reducir el crecimiento de dichas células cancerosas, incluyendo la disminución de su resistencia a la quimioterapia y radioterapia.

Utilizando la técnica de la cristalografia de rayos X, McKenna y parte de su equipo pudieron determinar la manera en la cual tiene lugar la unión entre la sacarina y la anhidrasa carbónica IX, hecho que supone un gran avance a la hora de poder determinar la manera de potenciar dicha unión y abrir nuevas líneas de investigación que nos acerquen a la creación de un tratamiento más potente y mejorado.

A pesar de los hallazgos descubiertos, todavía quedan preguntas por resolver, pruebas que realizar e investigaciones que llevar a cabo. Es por ello que el equipo de McKenna están trabajando actualmente para profundizar en la posibilidad de utilizar la sacarina como compuesto de medicamentos para el tratamiento del cáncer.

Vía: Newswise.