Si eres un introvertido seguramente ya sepas a qué me refiero, pero por si alguien no tiene claro a qué nos referimos introduciremos un ejemplo: Tienes una presentación en clase, a parte de estar aterrado resulta que el profesor te pregunta por el desarrollo de un detalle de lo que expones. Sin embargo, y a pesar de saber perfectamente la respuesta parece que lo que sale de tu boca no son más que tartamudeos, dubitación y palabras cercanas a la que querías utilizar, pero no la correcta, y eso no hace más que elevar tu ansiedad. O tal vez te ocurra algo similar cuando es el jefe quién te pregunta algo y quiere una respuesta rápida. Y lo peor es que ves que la otra persona se impacienta y está esperando que contestes algo más entendible.

Hoy os vamos a explicar los motivos por los que esto ocurre.

Procesamiento diferente

El procesamiento de la información en los introvertidos se da en un nivel más profundo, lo que implica que la comunicación fluye entre las diferentes áreas cerebrales de forma más lenta, pues recorre un camino más largo. En el caso de los extrovertidos la información del exterior recorre áreas como las que procesan el tacto, el gusto, la vista y el oído. En el caso de los introvertidos la estimulación exterior recorre un camino más largo, pasando por la ínsula frontal derecha, el área de broca, el lóbulo frontal y el hipocampo. Es decir, los introvertidos procesan la información de forma más profunda y exhaustiva.

Los introvertidos parecen tener mayor cantidad y más espesa materia gris en el lóbulo prefrontal, dedicado al razonamiento, el pensamiento abstracto y la toma de decisiones; esto explica que se piensen más las cosas que los extrovertidos, que suelen ser algo más impulsivos o centrados en el momento.

Además los introvertidos tienden más a utilizar la memoria a largo plazo (y no la memoria a corto plazo), y eso afecta a la velocidad con la que se recuperan ciertas palabras. Si la palabra que buscas está en la memoria a largo plazo puedes tardar más en encontrarla que si esta está en la memoria a corto plazo, y además para encontrarla puedes necesitar una asociación o recordatorio de esa palabra. La ansiedad complica aún más la búsqueda de palabras concretas y por supuesto la articulación de la misma cuando se encuentra.

Muchos introvertidos prefieren escribir un mensaje antes que llamar, o parecen expresarse mucho mejor de forma escrita. Esto se debe a que la escritura utiliza otras vías cerebrales que se ven menos afectadas en estos casos.

Pueden parecer que no saben de lo que hablan, pero lo más probable es que sí. Puede costarles más seguir la velocidad de conversación de un extrovertido, pero eso no tiene que ver con que no sepan del tema o no lo entiendan.

Otro factor importante a tener en cuenta es que los introvertidos son más sensibles a la dopamina (la cual se segrega ante la novedad, la activación y el riesgo), lo que hace que en estas situaciones tiendan más a la ansiedad o a sentirse sobreestimulados, mientras que los extrovertidos al ser menos sensibles a ella buscan estas situaciones, pues las encuentran más placenteras y las ven como método de obtener esa activación. También sabemos que los introvertidos son más sensibles a la acetilcolina (que se segrega en situaciones como la lectura o momentos de concentración), mientras que los extrovertidos obtienen poca respuesta de ella en estas situaciones (tienen baja sensibilidad a ella) y los introvertidos sí obtienen una sensación placentera en estas actividades. En los introvertidos predomina la vía acetilcolinérgica (más larga) y en los extrovertidos la dopaminérgica (más corta).

Efectos fisiológicos de la ansiedad

Tensión muscular, temblores, sudoración, salivación excesiva, mareos, embotamiento, náuseas, etc… ¿Quién puede expresarse bien en tal situación? Y no olvidemos los efectos sobre el razonamiento: la ansiedad hace que prestemos más atención a estímulos que percibimos como amenazantes, que aumente la hipervigilancia de síntomas fisiológicos y que anticipemos mucho más que en otras situaciones. Estando la mente tan ocupada… ¡normal que luego no encuentre la palabra que busca!

Tensión muscular, temblores, sudoración, salivación excesiva, mareos, embotamiento, náuseas, etc… ¿Quién puede expresarse bien en tal situación? Y no olvidemos los efectos sobre el razonamiento: la ansiedad hace que prestemos más atención a estímulos que percibimos como amenazantes, que aumente la hipervigilancia de síntomas fisiológicos y que anticipemos mucho más que en otras situaciones. Estando la mente tan ocupada… ¡normal que luego no encuentre la palabra que busca!

Trabajar la ansiedad es ayudar mucho a solucionar el problema.

¿Cuestión de práctica?

Un introvertido puede que además haya practicado menos las habilidades sociales y de conversación que un extrovertido, precisamente porque no lo busca de la misma manera. Esto implica que el extrovertido habrá desarrollado estrategias para contestar “frases tipo” o coletillas y librarse de ciertas situaciones, o se manejará con más soltura pero es solo cuestión de práctica, no de mejor o menor capacidad.

Un introvertido puede que además haya practicado menos las habilidades sociales y de conversación que un extrovertido, precisamente porque no lo busca de la misma manera. Esto implica que el extrovertido habrá

La práctica es la mejor herramienta en estos casos ya que fuerza al cerebro a reconducir su forma de funcionar. Además la propia práctica neutraliza la ansiedad por exposición y ensayo.

Consejos para introvertidos

1. No pienses que estar en silencio es malo, permítete unos segundos en silencio (seguramente sean menos de los que crees) para pensar que decir.
2. Respira despacio e intenta tranquilizarte antes de hablar.
3. Utiliza señales no verbales para indicarle al otro que estás pensando, utiliza frases que te den tiempo, que den a entender al otro que estas sopesando la respuesta, por ejemplo: “hmmmm, déjame pensar….”, “pues a ver…”
4. Dale un poco de libertad a tu mente para ir dónde quiera, tal vez ahí esté la clave para encontrar la palabra que buscas.
5. Siempre puedes decir que estas un poco distraído o cansado en ese momento y que darás una respuesta más tarde o por escrito.
6. Humorizar la situación y hacer algún comentario cómico sobre el bloqueo también puede ayudar. Quítale importancia y recuerda que es tu cerebro funcionando a su manera, no es una incompetencia. ¡Siempre puedes citar este artículo si alguien se impacienta!

Como siempre, matizar que ser introvertido no tiene por qué implicar ser un fóbico social o tener ansiedad en todas las situaciones sociales, es más una preferencia por actividades y entornos diferentes. En muchos casos se acompaña de cierta ansiedad y timidez, pero no en todos. Así mismo, ser introvertido no es ni mejor ni peor que ser extrovertido. Tampoco el hecho de encontrar diferencias en ciertas áreas cerebrales implica que sea algo con lo que se “nace” directamente, como en todo afectan factores de entorno, socialización, experiencias, etc…

Fuente: Introvertdear, Introvertdear.

Imagen: Wikipedia.