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Las malas compañias pueden hacerte engordar

26 junio, 2015 10:35

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Si se llevan a cabo con responsabilidad y sentido común, las dietas para perder kilos sobrantes funcionan y ayudan a conservar el cuerpo a raya. Aun así, son muchos más los elementos que intervienen en el mantenimiento de un peso correcto tanto en términos de belleza externa como de salud. En este sentido, existe la constatación empírica de que durante el día tomamos más de 200 decisiones inconscientes sobre comida. Como resultado, todos podemos ser fácilmente influenciados por pequeñas señales a nuestro alrededor, como personas, nombres de productos, etiquetas, luces u olores, entre otras cosas.

Todo esto puede englobarse en el concepto mindless eating, acuñado por el psicólogo Brian Wansink, de la Universidad de Cornell, y utilizado para describir los hábitos de comida inconscientes que pueden conducir a que ganemos peso de forma innecesaria.

Malas compañías que te hacen engordar

Hoy nos centraremos en las personas. ¿Cómo pueden éstas influenciar en lo que comemos? Como decía Wansink en su obra Mindless Eating: Why We Eat More Than We Think, comer con una persona nos hace comer alrededor de un 35% más que si estamos solos. Y la cosa empeora cuantos más seamos en la mesa. Si somos cuatro, podemos llegar a comer un 75% más, y si somos siete o más, hasta un 96% más. La razón residiría en el tiempo que pasamos en la mesa, que aumenta a medida que incrementa el número de personas, y en la imitación del ritmo de consumo de los demás.

Un artículo de 2014 hablaba, además, de los diferentes tipos de personas que pueden influenciar de manera directa en lo que comemos e incluso en nuestro peso: una pareja insegura que quiere que resultes menos atractivo o atractiva a ojos ajenos, un amigo cocinero que pretende que pruebes de forma constante platos nuevos y restaurantes acabados de descubrir, el amante del gimnasio que se pega unas comilonas hipercalóricas y siempre con postres, la “amiga soltera adicta a los bares” y a picotear como forma esencial para ligar, o la compañera de trabajo experta en hacer magdalenas y en traer desayunos.

Parecen tonterías, pero no lo son, puesto que la mayor parte de decisiones que hacemos sobre la comida son inconscientes, y no cuesta menos decir que sí que no al compañero de trabajo que quiere que le acompañemos a hacer la caña diaria postrabajo.

Comer de forma consciente

Son otros muchos los hábitos que hacemos de forma inconsciente y no ayudan a mantenernos en un peso equilibrado, desde comer con platos muy grandes al color de los alimentos, pasando por mirar la televisión mientras comemos. El reto para todos sería algo que parece fácil cuando está escrito pero que resulta verdaderamente difícil de llevar a la práctica: comer de forma consciente. Algunas pautas para ello podrían ser:

  • Apagar la televisión y los aparatos electrónicos y dedicar al menos 20 minutos sólo para comer.
  • Rodearse de un ambiente tranquilo y placentero, con compañía agradable.
  • Realizar al menos una comida al día de forma consciente, para notar los cambios y aplicarlos cada vez más.
  • Masticar más y hacer pausas entre bocado y bocado.

Fuente | Clara