Los carbohidratos son de vital importancia para nuestro organismo, debido entre otras razones, a la aportación de energía a nuestras células. En nuestra dieta existen dos monosacáridos que están presentes en muchísimos alimentos, y cuya distinción no es del todo conocida por la población; fructosa y glucosa.

Por regla general, nos encontramos la fructosa en el azúcar de la fruta, y es popular debido a que a diferencia de la glucosa, no aumenta los niveles de insulina al ser ingerida. Esto se traduce a una menor sensación de saciedad (con la misma cantidad ingerida) pero también una menor estimulación del sistema de recompensas del cerebro.

Fructosa y salud

El equipo de investigadores dirigidos por el profesor Christoph Beglinger del University Hospital y el profesor Stefan Borgwardt de Psychiatric University Clinics han profundizado en el estudio de las interacciones entre el cerebro y el tracto gastrointestinal de estos dos tipos de azúcares. En el estudio, los investigadores usaron una combinación de métodos farmacológicos y de imagen de resonancia magnética (IRM) para estudiar el efecto de las distintas sustancias:

En la imagen se puede comprobar como el sistema límbico (cerebral de recompensa) se comporta de manera diferente segun la sustancia administrada; placebo (imagen superior), glucosa (imagen del medio) y fructosa (última imagen).

En el estudio participaron 12 hombres sanos a los que se les proporcionó fructosa, glucosa o placebo. Se obtuvieron muestras de sangre para medir la concentración de hormonas de saciedad. Al mismo tiempo, se les preguntó cuan de saciados se encontraban y se midió la actividad cerebral con una IRM.

Los resultados mostraron que la fructosa como era de esperar, estimulaba en menor medida el sistema límbico y la sensación de saciado al comprobarse mediante la observación de la actividad en hipocampo y amigdala, regiones del sistema límbico.

Problema inminente

Hace algún tiempo ya alertábamos de las consecuencias que tiene el consumo de glucosa, y de como está siendo aprovechadas por compañías de comida basura en un articulo. Es una realidad, que la vasta mayoría de refrescos contengan una cantidad desorbitada de fructosa, que no aumentará los niveles de insulina en nuestro organismo de forma que no nos sentamos del todo saciados.

Aprovechando nuestro apetito, tenemos en los mismos establecimientos una atractiva gama de comida basura que nos proporcionará calorías que no necesitamos. Más allá de lo que esto signifique en el mundo del marketing y las ventas, al cual no me interesa pertenecer, esto está facilitando un fenómeno que nos afecta a todos y contra el que debemos de luchar: la obesidad y el sobrepeso.

Las medidas son sencillas; basta con comer con coco, preocuparnos por llevar una vida activa y con ejercicio moderado y evitar en la mayor medida de lo posible los atracones de comida basura y los refrescos azucarados.

Fuente | Universidad de Basel  imagen: Universidad de Basel, departamento de Biomedicina