Tomar bebidas dietéticas NO te ayudará a perder peso
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El mercado de los refrescos está experimentando una inclusión exponencial de bebidas que sustituyen el azúcar tradicional por otro edulcorante. Estas bebidas reciben el término ‘light’, y nos dan la sensación de estar tomando algo ligero, con pocas calorías y excelente para perder peso si no quieres dejar de tomar refrescos junto a tu comida.
Pero esta idea tan generalizada no es precisamente correcta, y un estudio de la Universidad de Illinois ha demostrado por qué.
El estudio
Ruopeng An, profesor asistente del Departament of Kinesiology and Community Health y sus compañeros, publicaron su estudio en el Journal of the Academy of Nutrition and Dietetics. El equipo estudió durante 10 años la información ofrecida por el National Health and Nutrition Examination Survey.
En él, se preguntó a los participantes que informaran de todo lo que tomaran, tanto bebida como comida en el transcurso de 2 días no consecutivos. Mientras que estudios previos se han enfocado en controlar que alimentos comían o que bebidas tomaban, este estudio contempla los valores nutricionales de ambas.
Para que os hagáis una idea, en los EEUU, alrededor del 21% de las calorías consumidas provienen de bebidas como el café, el alcohol, los zumos de fruta, la leche y los refrescos, por lo tanto, ¿qué ocurriría si las sustituimos?
Ruopeng y sus compañeros encontraron que los consumidores de bebidas dietéticas sentían una predilección por la comida basura o comida altamente calórica, como las patatas fritas o el helado, en mayor medida que aquellos que no tomaban este grupo de bebidas.
¿Es nuestro cerebro el culpable?
El característico sabor dulce de los refrescos lo obtienen gracias a los diferentes edulcorantes. En esta nueva era de refrescos light, los más populares son la fructosa y el aspartamo. La realidad del asunto, nos la reveló un estudio de hace unos meses que demostraba que la fructosa aumenta nuestro antojo por la comida basura.
De esta forma entenderíamos, que el factor fisiológico que entra en juego en nuestra devoción por la comida basura depende de la fructosa, ya que conocemos que este azúcar no regula los niveles de insulina, que además de abastecer nuestras células, indica a nuestro cerebro que estamos saciados.
Por otro lado, debemos comprender que el marketing y el componente social juegan un papel importante en el consumo tanto de bebidas light como de comida basura. La televisión nos ha mostrado un producto que parece satisfacer nuestro interés por tomar refrescos al tiempo que podemos compaginarlo con una dieta saludable. La comida basura, luce apetitosa en todos los anuncios, y por si fuese poco elegimos acompañarlas de bebidas light para no consumir tantas calorías.
Está en nuestras manos comer con cabeza, es la forma más sencilla de hacer frente a enfermedades emergentes como la obesidad. Un poco de deporte, una dieta equilibrada, y por qué no, algún capricho.
Fuente | MNT