¿Crees que contar hasta 10 ayuda a tu hijo a controlar sus impulsos?
Como ya hemos comentado en otras ocasiones, el autocontrol frente a determinados impulsos nos hace más felices. Quizás es por eso que papá y mamá se empeñan en enseñarnos a controlarnos desde pequeños. Con relativa frecuencia, los padres y las madres le piden a sus hijos que reflexionen y cuenten hasta 10 como estrategia básica frente a situaciones que ponen a prueba su autocontrol pero… ¿Funciona esta técnica? ¿Hasta qué punto? La respuesta corta es que no siempre. ¿Quieres conocer lo que dice la psicología al respecto? Sigue leyendo.
Es comprensible la frustración que muchos padres y profesores sienten cuando los niños se comportan de manera impulsiva incluso cuando saben perfectamente lo que deberían estar haciendo (hablar bien a su hermano o hacer los deberes de clase, por ejemplo). En un estudio recientemente publicado en la revista científica Psychological Science, las doctoras Jane Barker y Yuko Munakata demostraron que es más efectivo recordarle al niño lo que no debe hacer en lugar de darle tiempo para pensar antes de actuar de manera impulsiva. El experimento tenía como objetivo determinar qué elemento -la demora o el recordatorio- ayudaba más a los niños a la hora de poner en marcha estrategias de autocontrol.
Para resolver esta duda, los experimentadores mostraron a 150 niños y niñas de tres años de edad una serie de cajas blancas. Un cuadrado azul encima de la caja indicaba que dentro había una pegatina y que el niño o niña podía abrirla. Un triángulo rojo, por el contrario, indicaba que la caja estaba vacía y los niños por lo tanto no debían abrirla. De las cinco condiciones experimentales posibles, cada niño fue asignado aleatoriamente a una condición en particular dependiendo de si recibirían un recordatorio o una demora. Una vez explicadas las instrucciones y practicada la tarea, se le enseñó una caja a la vez a cada niño de manera individual hasta completar una serie de ocho cajas.
Para algunos niños, las cajas venían ya con el cuadrado o el triángulo al momento de presentarlas, recibiendo por lo tanto la señal aprendida de “abrir” o “no abrir”. Para otros niños, la señal era puesta encima de la caja después de una demora de pocos segundos. Finalmente, a algunos niños se les recordó las instrucciones antes de presentar cada caja pero a otros no se les dijo nada. Todos los niños disponían de tres segundos para responder a cada caja (abrir o no abrir) y, transcurrido este tiempo, se les presentaba una nueva caja. Si nos ponemos en el lugar de un niño de tres años que tiene cajas con posibles pegatinas dentro, entenderemos que la tarea es lo suficientemente motivadora y difícil como para representar un desafío en su capacidad de inhibición conductual.
Demora vs. recordatorios en el control de impulsos
En general, los niños mayores tuvieron un porcentaje más alto de aciertos respecto a los niños más pequeños, y también respondieron más lento a las cajas con la señal de “abrir”, probablemente por llevar asociada una conducta motora posterior. También es importante mencionar que la mayoría de niños respondieron de manera más acertada a las cajas con la indicación de “abrir” (cuadrado azul). Sin embargo, los resultados más importantes del estudio indican que los recordatorios son un factor crucial en la regulación del autocontrol. Aquellos niños que recibieron un recordatorio antes de ver la caja con el triángulo rojo tuvieron más éxito a la hora de inhibir su conducta de abrirla y, por contraste, aquellos niños que tuvieron que esperar un poco más antes de responder no se vieron beneficiados por dicha demora. En definitiva, un tiempo más prolongado antes de dar respuesta ante las cajas no produjo ninguna mejora en el autocontrol.
Según los autores, estos resultados indican que una pausa antes de actuar no ayuda a los niños (y quizás tampoco a los adultos) a no ser que se nos recuerde de alguna manera nuestros objetivos. Por lo tanto, este tipo de estudios nos ayuda a entender mejor cómo funciona la impulsividad y sus mecanismos subyacentes, así como qué estrategias funcionan y cuáles no se puede mejorar las técnicas de autocontrol generalizables a toda la población. Como señalan los propios autores -y por poner un ejemplo cotidiano- llevar un reloj especializado para hacer ejercicio funcionará no sólo como una herramienta para contar los pasos que hemos dado, medir la tasa cardíaca o las calorías que hemos quemado, sino que también servirá como un recordatorio de nuestros objetivos a largo plazo en cuanto a nuestro estado físico.
Como es evidente, más investigaciones de este tipo tienen que llevarse a cabo para obtener una mayor validez externa o ecológica en lo que se refiere al control de impulsos. A modo de conclusión personal, puede que contar hasta 10 como una simple disposición de tiempo extra no ayude a nuestros hijos o a nosotros mismos a tomar mejores decisiones pero sí que podemos tomarnos esos 10 segundos para respirar profundamente varias veces -una técnica que sí funciona- y asociar ese momento a una serie de mensajes positivos (“tengo el control de la situación”, “puedo resolver mis problemas cuando estoy calmado”, “me siento seguro y a salvo”) relacionados con aquellas situaciones en las que reaccionamos de manera impulsiva.
Si quieres saber más sobre el autocontrol te recomiendo este artículo de Medciencia sobre autocontrol y actividad cerebral.
Fuente: PsychCentral