El síndrome de Otelo: la enfermedad de quienes sienten celos patológicos
¿En qué consiste el síndrome de Otelo?
Como habréis supuesto, su nombre está inspirado en el personaje de Shakespeare; que mató a su mujer, Desdémona, debido a los celos que lo atormentaban. Esto exactamente es lo que ocurre a las personas que padecen el síndrome, por lo que la detección es muy importante para evitar finales como el de la pobre Desdémona. Estas personas sienten un miedo patológico a que sus parejas le sean infieles y pasan gran parte de su tiempo buscando pruebas inexistentes con las que poder demostrar la traición.
¿A qué se debe este síndrome?
No hay ningún estudio que haya demostrado al cien por cien cuáles son las causas del síndrome, aunque hay bastantes factores que se conoce que pueden actuar como desencadenantes. Éstos serían el alcoholismo, la esquizofrenia y la adicción a la cocaína, principalmente. De hecho, no es necesario que venga un señor con bata a contarnos el trato que a menudo sufren las parejas de este tipo de personas a causa de los celos; ya que, desgraciadamente, seguro que todos conocemos algún caso. Sin embargo, como la mayoría de síndromes que conllevan alucinaciones, lo más probable es que la causa se encuentre en el cerebro. Esto ha sido objetivo de diversos estudios, especialmente algunos que asocian el síndrome con enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer y el Párkinson. Es más, se ha asociado parte de reversión de los síntomas en pacientes de Parkinson tratados con amantadina. Las razones evolutivas podrían también ser responsables, pues el miedo a la pérdida de la pareja estaría relacionado con una pérdida de las posibilidades de descendencia.
Afecta más a hombres que a mujeres
Esto es algo que tampoco necesitamos que nos cuenten los investigadores; pues, más allá de que haya o no patología, por lo general los hombres suelen ser más celosos que las mujeres. Según el psiquiatra y sexólogo Walter Ghedin, esto es así debido a causas psicológicas y culturales. Las causas psicológicas estarían basadas en la relación de apego a la madre; que, aun inconscientemente, causa en algunos hombres una sensación de amor-odio hacia las mujeres que les podría llevar a confundir el amor con la posesión. En cuanto a la cultura, desgraciadamente, y más en unas culturas que en otras, los hombres pueden sentirse con poder sobre la figura de la mujer, quedando ésta relegada a un segundo plano en el que sus acciones deben ser “aprobadas” por su pareja.
Sea como sea, este síndrome puede tratarse con terapia, pero para ello es importante saber detectarlo. Por eso, es tarea de todos nosotros no callar si detectamos estos comportamientos en alguien de nuestro entorno y, por supuesto, es tarea de todas las mujeres no permitir que ningún hombre se sienta con derecho a decidir sobre nuestra vida. Dejemos las tragedias para el teatro.