El aburrimiento ayuda a los niños a desarrollar su creatividad
Algunos ejemplos
Aunque ya os hablamos de un estudio similar, este resulta muy interesante por el uso de ejemplos concretos. Y es que, para poder obtener estas conclusiones, Belton entrevistó a personas relevantes en diferentes ámbitos y les preguntó acerca de su infancia. Curiosamente, la gran mayoría de ellos, por diferentes circunstancias de la vida, habían pasado muchas horas de aburrimiento cuando eran niños. El artista Grayson Perry definió a la perfección el aburrimiento al que se vio sometido de pequeño como “un estado creativo”.
Por otro lado, la escritora y comediante Meera Syal, por ejemplo, había crecido en una pequeña aldea minera, dónde había bastante poca diversión para una niña. Eso la llevó a empezar a inventar historias y, de ahí, a escribir de forma profesional. Además, pasaba mucho tiempo sola, algo que, aunque pueda parecer terrible para un niño, resulta determinante para ayudarles a reflexionar.
Por eso, Syal siempre llevaba con ella un diario en el que escribía todos sus pensamientos. Por otro lado, la falta de formas habituales de diversión la llevó a realizar otras tareas como hornear pasteles y, también, a relacionarse con todo tipo de personas, algo que algunos de los niños de hoy en día llevan bastante regular.
Los videojuegos y la televisión, una mala solución al aburrimiento
Como os decía al principio, hoy en día la solución más rápida para entretener a los niños suele ser ponerles una película o darles una consola o un ordenador para que jueguen. Así, llegan a pasar horas realizando estas actividades, tan inmersos en ellas que bloquean todo tipo de capacidad creativa. Salvo que estemos hablando de películas o juegos educativos, claro.
El aburrimiento también es beneficioso para los adultos
Otra de las entrevistadas fue la neurocientífica Susan Greenfield, quien afirmó que el tiempo que pasó sola y aburrida de pequeña la llevó leer mucho y desarrollar su imaginación, defiende también que esas situaciones siguen siendo beneficiosas para ella hoy en día. Si; por ejemplo, tiene por delante un largo viaje en avión, se arma con un cuaderno y un lápiz para escribir sus ideas mientras tanto. Esto lo defiende también Grayson Perry, que afirma que a medida que se hace mayor agradece los momentos de aburrimiento y reflexión.
Por lo tanto, si queréis haced un favor a los niños, dejad que se aburran. A mí escribir este post me ha hecho recordar mi infancia, cuando una tarde de agosto en un pueblo de Almería (si salía a jugar a la calle se me derretían las ideas), después de oírme gritar las dos palabras del inicio del artículo durante cincuenta veces seguidas, mi padre decidió enseñarme a tocar un par de canciones en un pequeño teclado de juguete. Ése fue el inicio de ocho años estudiando piano; que, aún a día de hoy, sigue siendo mi mejor método para matar el aburrimiento. No os lo penséis más. Decid sí al aburrimiento.
Vía BBC Hufftington Post