El microbio de la semana: Geobacter sulfurreducens
Hoy, como cada lunes, os hablamos de un microbio muy interesante. En este caso aún no ha demostrado su poder a gran escala, aunque ha dejado ver el grandísimo potencial que tiene y que, algún día, dará mucho de lo que hablar. Se trata de Geobacter sulfurreducens.
¿Cuáles son sus características?
Geobacter sulfurreducens es una proteobacteria presente en el suelo y muchos sedimentos anaerobios. Su mayor virtud es la capacidad de acoplar la oxidación de diversos compuestos orgánicos a la reducción de iones metálicos; como el Fe(III), uno de los iones del hierro. Además, es capaz de transportar los electrones fuera de la célula a través de unos filamentos conductores, como los que se observan en la foto superior, llamados nanocables bacterianos.
Aplicaciones de Geobacter sulfurreducens
Aunque de momento no se ha extendido su uso, esta bacteria posee una aplicación muy prometedora como formadora de celdas de combustible biológicas. Esto sería algo así como una pila basada en microbios y supondría un grandísimo avance, pues podría solucionar simultáneamente dos situaciones bastante complicadas para la humanidad, como son la obtención de energía y la descontaminación del agua.
Son, por lo tanto, un método de producción de energía que presenta una serie de ventajas respecto a los convencionales. Por un lado, puede desarrollarse a temperatura ambiente o a temperaturas muy bajas. Por otro, producen menos cantidad de dióxido de carbono, de modo que no hay que tratar las emisiones de gas. Por último, no necesitan un aporte de energía para su puesta en marcha.
El funcionamiento de estas pilas es muy simple. Se componen de dos cámaras divididas por un separador, de las cuáles una, que es anaeróbica, contendrá el ánodo y la otra, que contendrá el cátodo, es aeróbica. La cámara anaeróbica contienen los sustratos orgánicos que serán degradados por las bacterias, generando electrones, protones y dióxido de carbono. Los electrones son captados por el ánodo y pasan al cátodo a través de un circuito externo, mientras que los protones pasan a través del separador. Una vez que ambos componentes han pasado al otro lado, los protones se combinan con el oxígenos del aire y los electrones, que ya han llegado al cátodo, para formar agua. Como en las pilas convencionales, el desplazamiento de los electrones generará corriente, mientras que el proceso de descomposición sería muy útil para limpiar aguas residuales.
Como veis, a Geobacter sulfurreducens le sabe a poco descontaminar las aguas, así que ya de paso genera corriente eléctrica. ¡Y sin despeinarse los nanocables! Con lo difícil que es llevar dos trabajos la vez. ¡Admirable!
Fuente: Scielo