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Leyendas de la astronomía: La vía láctea

11 febrero, 2016 11:22

La leyenda de la astronomía de hoy, por primera vez, no nos cuenta la historia de una constelación, sino de algo mucho más inmenso: nuestra galaxia, la Vía láctea.

Leyenda griega

Como pasaba con la leyenda de la Osa mayor y la Osa menor, los celos de Hera, la esposa de Zeus, tienen mucho que ver en esta historia. También hay que entender a la mujer,  pues su marido andaba continuamente siéndole infiel con unas y con otras. En este caso lo fue con la mortal Alcmena, hija del rey de Micenas. Fruto de este arrebato de una noche, nació el famoso Hércules, que se convirtió en el favorito de su padre, incluso antes de nacer. La ira de Hera por este motivo la llevó a hacer todo lo posible por conseguir la muerte del niño, comenzando por dificultar su nacimiento, que se retrasó hasta los diez meses de gestación. Al comprobar que el bebé nacía sano, ella embistió de nuevo, mandándole dos serpientes para que lo mataran; pero, como el niño era medio dios y tenía una fuerza sobre humana, estranguló a cada una con una mano.  No había manera de acabar con él; pero, aún así, el pequeño no dejaba de ser un semi dios y, para poder convertirse en un dios completo, necesitaba mamar del pecho de Hera. Lógicamente ésta se negaba en rotundo y Zeus tuvo que recurrir a algunas triquiñuelas, que dieron lugar, según la leyenda, a la que hoy es nuestra galaxia. Existen dos versiones de cómo ocurrió esto. Según la primera, el dios Hermes, mensajero de los dioses, acercó el bebé al pecho de Hera mientras dormía, pero al despertarse ésta y ver lo que ocurría, lo apartó bruscamente, de modo que la leche siguió manando de sus senos, originando la Vía Láctea. En la otra versión, Hera y Atenea se encontraban paseando por el campo cuando vieron un niño muy pequeño abandonado en la hierba. Atenea, compasiva, animó a Hera a amamantarlo y ésta, que también tenía su corazoncito, accedió sin saber que ese niño era Hércules. Sin embargo, la súper fuerza del niño le jugó una mala pasada, pues succionó tan fuerte que la diosa lo apartó rápidamente de sus pecho, haciendo que la leche brotara por todas partes.

Por lo tanto, según la leyenda griega, nuestro planeta forma parte de los restos de la leche manada del pecho de una diosa dolida por la infidelidad de su marido.  También hay que entenderla, ¿no?

 Vía: Sobre Grecia