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¿La "hormona de la fidelidad" puede hacernos mejores soldados?

13 febrero, 2016 21:02

Entre la multitud de hormonas que controlan nuestro organismo, los estudios están descubriendo que algunas de ellas comparten diversas funcionalidades que no teníamos totalmente claras hasta el día de hoy. La más destacable, la oxitocina, también llamada “hormona de amor” o “hormona de la generosidad“, pero que según otros estudios es capaz de volvernos incluso agresivos.

Por otro lado, tenemos otra hormona catalogada como “hormona de la fidelidad“, la cual podría tener muchas más funciones que acabamos de descubrir.

La hormona de la fidelidad… y de la agresividad

Os estamos hablando de la arginina-vasopresina o AVP, la cual destaca por su participación en la correcta hidratación corporal, promover la fidelidad (monogamia) y la crianza de los hijos, y por lo visto también puede aumentar nuestra cooperación con los demás en situaciones de riesgo o la agresividad.

Sabiendo esto, Colin Camerer y sus colegas, de la Universidad de Caltech, decidieron comprobar si esta “fidelidad” creada por la vasopresina podría explicar las tendencias a la cooperación de nuestra especie, y el comportamiento agresivo que expresamos hacia los intrusos. Por ello, según comenta, el ser humano es la especie que gobierna el mundo: Sin la confianza y cooperación que usamos a gran escala, la sociedad actual no sería posible.

Pero, ¿se debe todo a la AVP? Para comprobarlo, Camerer y sus colegas usaron un spray nasal con AVP en comparación a un spray nasal con placebo en 59 hombres de 19 a 32 años de edad mientras estos jugaban a un juego de cooperación, en el cual debían tomar decisiones arriesgadas pensando en que sus parejas cooperarían con ellos para dichas decisiones.

La cooperación humana, ¿cosa de hormonas?

En el juego, ambos jugadores recibían más puntos si cooperaban entre sí. Si un jugador no cooperaba pero el otro sí, el que no cooperaba recibía un pago intermedio y el cooperador nada. El objetivo del juego era imitar las situaciones reales donde algunas personas sólo están dispuestas a ayudar si los demás ayudan también.

Para asegurar que los jugadores estaban comprometidos, los puntos que se iban acumulando se convirtieron en dinero real al finalizar el juego.

Pero, ¿cómo afecta la vasopresina a todo esto? Según los investigadores, aquellos individuos que recibieron AVP en su spray nasal eran significativamente más propensos a cooperar que los que recibían placebo, aunque las razones absolutas aún se desconocen. Una posibilidad es que la hormona aumentara el apetito por los riesgos de los sujetos, o que la hormona aumentara el altruismo de los mismos.

¿Cómo funciona la AVP a nivel cerebral?

Finalmente, para rizar el rizo, los investigadores realizaron exactamente el mismo experimento con sprays de AVP contra sprays de placebo, mientras que escaneaban el cerebro de 34 sujetos con resonancia magnética funcional o fMRI.

Tras la administración de la hormona AVP, resultó que una zona del sistema de recompensa cerebral, el núcleo pálido ventral (conocido por su abundancia de receptores de AVP) experimentaba cambios de actividad cuando los jugadores se decidían a cooperar.

Ahora la duda razonable es si es posible usar AVP en determinadas situaciones para fomentar la cooperación en grupo. Por ejemplo, las operaciones militares, donde la confianza entre soldados es clave en situaciones de alto riesgo.

Vía | Futurity.

Fuente | Proceedings of the National Academy of Sciences.