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El microbio de la semana: Agrobacterium tumefaciens

22 febrero, 2016 11:22

Hoy, el microbio de la semana es una bacteria que lleva muchos años sirviendo a la ciencia como herramienta para la mejora vegetal. Por eso, merece un hueco en esta sección, en la que cada día os hablamos de un microbio diferente que hace- o podría hacer- nuestra vida más fácil.

Características de Agrobacterium tumefaciens

Agrobacterium tumefaciens es una proteobacteria alpha, perteneciente a la familia Rhizobiaceae; aunque, al contrario que otras bacterias de esta familia, no actúa en simbiosis con las plantas como fijadora de nitrógeno, sino que las parasita, produciéndoles tumores. La infección  se produce cuando las plantas, a través de pequeñas heridas,  comienzan a secretar unas sustancias, conocidas como fenoles, que atraen a la bacteria hacia ellas.

Una vez localizadas estas heriditas, Agrobacterium se introduce por ellas y se coloca en los espacios intercelulares, desde los que puede inyectar trozos de su propio ADN a las células de la planta. El material genético transferido, llamado T-DNA, se encuentra dentro  de un fragmento extracromosómico circular, típico de las bacterias, llamado plásmido (plásmido Ti, en este caso). Contiene genes que ocasionan una gran producción de reguladores del crecimiento en las plantas,  dando lugar a la generación de tumores. Además, también contiene genes que codifican para que la planta produzca los aminoácidos necesarios para alimentar a Agrobacterium.

¿Cómo puede ayudar esta bacteria a la ciencia?

Como sabéis, gracias a la ingeniería genética se pueden introducir en las plantas nuevas características beneficiosas, como resistencia a enfermedades, crecimiento más rápido, frutos más grandes o más sanos y muchas cosas más. Esto se consigue introduciendo en su genoma, algún fragmento genético de interés, procedente de otras especies. Sin embargo, es complicado conseguir un método eficiente para introducir este ADN.

Por eso, el descubrimiento del mecanismo de infección de Agrobacterium supuso un antes y un después en la mejora vegetal, ya que se puede modificar su plásmido e  introducir en él los genes de interés,  dejando a continuación que  infecte las células como suele hacerlo. Así, por ejemplo, se han conseguido plantas capaces de producir por sí mismas la toxina Bt, un potente insecticida del que ya os hablamos en otro artículo y que se suele administrar rociándolo sobre las plantas.

Por lo tanto, Agrobacterium tumefaciens es la jeringuilla que los científicos necesitaban para inyectar ADN foráneo en las células de las plantas. Estas bacterias, originalmente, no quieren ser simbióticas, pero finalmente han acabado siendo muy beneficiosas para nosotros y para las propias plantas.

Imagen: Passel