¿Por qué nos salen canas?
El color está en los genes
En primer lugar, es importante entender cómo nuestro pelo adquiere un color u otro. Dicha información se encuentra determinada por los genes desde antes de nuestro nacimiento, en función de la melanina, el mismo pigmento encargado de dar color a la piel.Este pigmento puede presentar formas oscuras (eumelanina) y otra más claras (feomelanina), que se mezclan creando una amplia gama de colores para el cabello: negro, castaño, rojizo, rubio, y un sinfín de tonalidades intermedias. Las células melanocíticas inyectan la melanina en las estructuras de proteína capilar (queratina) a través de los folículos pilosos situados en la superficie de la piel, y así el cabello crece con el mismo color.
Sin embargo, la estructura capilar puede verse afectada por distintos factores, tanto internos como externos, la gran mayoría asociados al envejecimiento. De hecho, de igual manera que la genética juega un papel clave para el color de origen del pelo, ésta también es una pieza fundamental para predecir en qué momento podrían aparecer las temidas canas.
El paso del tiempo también puede provocar que el pelo se vuelva gris por el deterioro de los melanocitos. Estas células se vuelven menos activas, dejan de funcionar correctamente o incluso llegan a morir, produciendo menos melanina y resultando en la formación de las canas. Cuanta menos melanina, más blanco aparecerá el cabello.
Cada folículo piloso crece por separado y contiene su propia cantidad de melanina, de ahí que algunos mechones se vuelvan grises antes que otros. Aunque actualmente se desconoce la verdadera razón de este fenómeno, algunos estudios recientes han demostrado que los folículos producen una pequeña cantidad de peróxido de hidrógeno, lo que con el tiempo podría conducir a la pérdida de melanina, y por consiguiente del color en el cabello. Otros ejemplos de factores que pueden influir en el cambio de color del pelo son el tabaco (puesto que contribuye al envejecimiento prematuro celular) o una dieta desequilibrada.
El estrés acelera la aparición de las canas: ¿mito o realidad?
Sin duda uno de los principales agentes que popularmente se asocia con la aparición prematura de las canas es el estrés, sea cual sea su origen. No obstante, a día de hoy no se ha demostrado que el estar sometidos a altos niveles de estrés pueda hacer que nuestro cabello sea más propenso a volverse gris. Lo que sí se ha descubierto, según un estudio publicado en 2013 en el que se trabajaba con ratones, es que el estrés puede interferir con las hormonas que regulan la producción de color en las células de queratina del cabello, inhibiendo la acción de éstas y reduciendo la cantidad de melanina significativamente.
Por otro lado, ciertas enfermedades que inducen al envejecimiento prematuro pueden dañar las células pigmentarias acelerando el cambio del pelo. Es el caso de trastornos autoinmunes (como el vitíligo o la alopecia areata), el síndrome de Werner, la anemia perniciosa, o el síndrome de Down.
¿Puede revertirse la aparición de canas?
Conforme el pelo crece, los melanocitos se van renovando constanemente, y así la producción de pigmento se pone en marcha de nuevo. Pero cuando se agota el depóstio de células madre precursoras de melanoctios, no se produce más melanina, y es entonces cuando el pelo se vuelve gris. Por ello no hay posibilidad de revertir el proceso.
El único modo factible para atrasar la aparición de las canas sería prolongar la vida de los melanocitos en el bulbo piloso (protegiéndolos de la lesión), o bien ampliar el depósito de células madre de melanocitos en la región superior de los folículos pilosos.
En cuanto a los tratamientos, existen champús y sueros que utilizan como principo activo una enzima llamada dopacromo tautomerasa, un antioxidante natural en el bulbo del cabello que protege a los melanocitos del daño oxidativo. Duplicando los efectos de esta enzima, se consigue mejorar el metabolismo y la supervivencia de los melanocitos, ofreciendo así mayor protección a las células del color, en caso de no ser demasiado fan del look gris o blanco.
Fuente | FASEB Journal