Quince años. Tus hormonas gritan a los cuatro vientos que te encuentras en plena pubertad y las primeras relaciones sentimentales se viven con mucha intensidad. Por eso llevas una semana preparando una cita con la persona que te gusta; si lo organizas con tiempo nada puede salir mal. Salvo por ese grano en la nariz al que le podrías dar nombre y apellidos y que, para colmo, no es más que la antesala de toda la cara llena de acné.

Todos hemos vividos situaciones similares, especialmente en la adolescencia, aunque a veces las temidas espinillas nos visitan de nuevo cuando somos adultos, por motivos como la mala alimentación o el estrés. Entonces, ¿a qué se deben? ¿Por qué cuando parece que nos hemos librado de ellas vuelven a aparecer? ¿Por qué no afectan a todo el mundo por igual? Si queréis saber esto y mucho más, atentos al artículo de hoy.

¿A qué se deben las espinillas?

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Los folículos pilosos son pequeñas concavidades extendidas por toda la piel, que originan el nacimiento del vello. En su interior se encuentran las glándulas sebáceas, que producen una sustancia grasa denominada sebo, responsable de la hidratación de la piel y el pelo.  El problema viene cuando se produce una acumulación de células muertas, que obstruye el folículo.

El sebo se sigue produciendo del mismo modo, pero no puede salir, por lo que se va depositando bajo el “tapón” que se ha originado.  Esto genera un caldo de cultivo perfecto para la aparición de bacterias, que se alimentan de las células muertas, por lo que el organismo envía a la zona afectada un aporte extra de sangre, cargada con una legión de glóbulos blancos, que lucharán contra la infección. Durante esta lucha se produce la inflamación característica del acné y, cuando todo termina, las bacterias mueren y se combinan con el resto de células muertas, dando lugar al típico puntito blanco al que llamamos espinilla.

¿Cuáles son los factores de riesgo de la aparición de espinillas?

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Como sabéis, la etapa de la vida en la que más frecuentes son las espinillas es la pubertad. Esto se debe a un aumento repentino de la producción de algunas hormonas, como la testosterona, que propician un incremento de la secreción de sebo y, por lo tanto, favorecen que se produzca la obstrucción del folículo piloso.

Sin embargo, durante la edad adulta también pueden aparecer, especialmente cuando estamos atravesando una situación estresante. Como sabéis, en este momento aumenta la producción de cortisol, que desencadena un proceso inflamatorio y, además, dificulta el trabajo del sistema inmune, de modo que la infección se mantiene durante más tiempo.

Además, como ocurre con casi todo, la genética también juega un papel muy importante en la predisposición a padecer estos incómodos granitos.

Sea como sea, ya existen fármacos que dan resultados bastante buenos en la lucha contra el acné y, además, existen varios estudios científicos que analizan las características de las personas en las que no se suele producir este fenómeno para buscar una solución para tratar a las que sí que lo padecen.

Hasta que eso ocurra, mucha paciencia. Por lo general acaban desapareciendo.

Vía: ASAP Science

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