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¿Por qué vemos las estrellas si pisamos una pieza de Lego?

Os contamos las causas científicas por las que sentimos dolor al pisar una pieza de lego.

11 marzo, 2016 17:08

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Pisar piezas de Lego causa un dolor sorprendentemente agudo para lo pequeñas que son.

Estos juegos de construcciones se encuentran entre los favoritos de los más pequeños y si tenemos en cuenta que a ciertas edades el orden no es algo que se lleve a rajatabla, encontrarse las piezas tiradas por el suelo y pisarlas es un accidente muy habitual si tenemos niños en casa.

Al pisarlas podríamos resbalar y caer al suelo, pero no sólo eso, pues resulta que algo tan pequeñito y aparentemente inofensivo es capaz de hacer gritar hasta al más experimentado de los faquires. Esto es así por varias razones, entre las que se encuentran el material de las piezas, la situación de las células sensitivas responsables del dolor y, sobre todo, la física. Mucha física.

¿Por qué sentimos dolor al pisar una pieza de Lego?

pie-lego

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Las piezas de Lego no están fabricadas de un material cualquiera. Si os fijáis, cada uno de estos pequeños ladrillitos es capaz de soportar estructuras gigantescas que puede que en nuestras manos no pesen nada, pero en proporción a su tamaño suponen un gran esfuerzo para las piezas situadas en los niveles más bajos. Por eso, están compuestas por plástico ABS, un polímero compuesto por acrilonitrilo, 1,3-butadieno y estireno, para que sean fuertes, resistentes y brillantes, respectivamente.

Por otro lado, nuestra capacidad de sentir dolor se debe a la presencia de unas células sensoriales llamadas nociceptores. Éstos no están distribuidas del mismo modo a lo largo de todo el cuerpo, pero precisamente hay una gran concentración de ellas a lo largo de la planta del pie. Por eso, por ejemplo, las picaduras en esta zona son mucho más dolorosas que en otras partes del cuerpo.

Por último, para entender cómo se magnifica todo este dolor es necesario recordar las clases de física del instituto. Entonces estudiamos que la presión es igual a la fuerza dividida por la superficie, por lo que cuanto menor sea la superficie, mayor será la presión ejercida a una misma fuerza.  Así, estas piezas, tan pequeñas en comparación con el pie, pueden llegar a producir una presión enorme, de aproximadamente 3 millones de pascales. 

Como veis, estas piezas parece que las carga el diablo, pero todo sea por la diversión de esos pequeños futuros arquitectos. Y hasta que crezcan y aprendan a recoger los juguetes ya sabéis: cuidado con lo que pisáis.