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Tecnología

Después de leer esto no tiraréis las bolsitas de sílice nunca más

¿Conocéis las aplicaciones de las bolsitas de sílice? Después de leer esto no volveréis a tirarlas nunca más.

17 marzo, 2016 19:10

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Todos sabemos lo que son las bolsitas de sílice.

Los fabricantes de zapatos son expertos en rellenar las cajas de sus productos con artículos inútiles: esos palitos de plástico negro o blanco que sólo guardábamos cuando éramos pequeños para hacer manualidades, bolas de papel suficientes para rellenar un camión y unas bolsas rellenas de bolitas, con un claro mensaje de “no comer“.

Si las bolas son tóxicas y encima ya no guardamos los zapatos en la caja, ¿para qué vamos a conservar esas bolsas? Eso sí, las entradas viejas de cine y las pulseritas brillantes de las discotecas sí las guardamos, que tampoco sirven para nada, pero tiene más significado. Pues estamos cometiendo un grandísimo error, ya que resulta que esas bolsitas sin utilidad aparente nos pueden sacar de más de un apuro.

¿Qué son las bolsitas de sílice y para qué sirven?

silice

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Las bolitas del interior de las famosas bolsas, están compuestas de gel de sílice, una versión granular del dióxido de silicio. Este material es muy poroso, lo que lo hace muy útil como adsorbente de agua, por lo que suele ir acompañando a muchos productos, para mantenerlos a salvo de los daños de la humedad. 

A menudo los tiramos por miedo a la advertencia sobre su peligrosidad que contienen las bolsitas; pero, en realidad, se trata de  una sustancia totalmente inocua. El aviso se debe  al cloruro de cobalto que contienen como aditivo para indicar la humedad del gel. Esta sustancia confiere a las bolitas color azul cuando están secas y rosa cuando se humedecen, por lo que nos avisa cuando debemos cambiar el gel.

Sea como sea, basta con mantener las bolsitas alejadas de los niños, para evitar que les dé por echárselas a la boca. Por lo demás, el contacto con este producto no supone ningún peligro.

¿Cuáles son las aplicaciones de las bolsitas de sílice?

orinamovil

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Vale, os he dicho que tienen muchas utilidades, así que iré al grano. Como os contaba, estas sustancia es un buen secante, por lo que supone una infinidad de aplicaciones.

Elminación de la húmedad en dispositivos electrónicos: ¿Has derramado una jarra de agua sobre tu teléfono móvil? ¿Te has metido en la piscina con el reloj puesto y resulta que no era acuático? Se acabó meterlo en arroz. Probad a meter lo que sea que se haya mojado en un frasco lleno de estas bolsitas durante toda la noche.

Prevención de la molesta niebla del parabrisas: Vas a coger el coche por la mañana, el cristal está totalmente nublado y no ves absolutamente nada, así que pones la calefacción mientras pasas el limpiaparabrisas rezando para que se seque a tiempo de llegar puntual al trabajo. ¿Os ha pasado? Si hubieseis metido unas bolsitas debajo del parabrisas probablemente os hubieseis evitado el problema.

Alargar la vida de las cuchillas de afeitar: No hay nada peor para las cuchillas que la humedad. Si se guardan en el baño, donde la humedad es casi constante, al final hay que cambiarlas con muchísima regularidad. Si os pasa, meterlas en un recipiente cerrado con unas cuantas de estas bolsas puede ser la solución.

Mantener fresca la bolsa de deporte y evitar los olores: Salvo que seáis grandes aficionados a la natación, lo normal es que después de practicar deporte la ropa esté sudada. Por eso, cuando la guardamos en la bolsa de deporte creamos un caldo de cultivo bacteriano estupendísimo y, como resultado, un olor bastante desagradable. ¿Queréis ponerle fin a ese problema? Añadid unas cuantas bolsitas de sílice. Eliminarán la humedad y vuestra mochila se mantendrá fresca más tiempo.

Conservar fotos antiguas: ¿Quién no tiene un cajón, un estante o una caja llena de fotos antiguas? Esa foto de cuando tus abuelos eran novios, o la típica foto de tu madre con trenzas abrazada a su muñeca favorita. Con el tiempo, la humedad acaba deteriorando esas fotos y nos puede costar una buena cantidad de dinero que un profesional las restaure. Por eso, lo mejor será guardarlas acompañadas de bolsas de sílice. Con los recuerdos no se juega.

Venga, ¿a qué esperáis? Corred a ver cuántas bolsitas tenéis por casa. Y partir de ahora, ni se os ocurra tirar una más.