Emmy Noether, la judía que revolucionó las matemáticas

Algunas de las grandes científicas de la historia se encontraron con otros obstáculos, más allá de su condición de mujer.

Este es el caso de Emmy Noether, una matemática que no tuvo problemas para estudiar lo que quiso, pero que sí se encontró algunas trabas a lo largo de su carrera profesional, primero por ser mujer y luego por ser judía.

Sin embargo, esto no impidió que se convirtiera en una gran matemática, llegando a desarrollar un teorema que se convirtió en el referente de muchos otros estudiosos de dicha materia.

¿Quién fue Emmy Noether?

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Emmy Noether nació en Baviera, en 1882, en el seno de una familia judía. Su padre, Max Noether, era matemático, por lo que no se opuso en ningún momento a que siguiera sus pasos y, aunque en un momento pensó en estudiar francés e inglés, finalmente terminó decantándose por las matemáticas.

Tras finalizar su tesis, trabajó durante siete años en el Instituto Matemático de Erlangen, sin recibir ningún tipo de retribución por ello. Más tarde, se le ofreció entrar en el departamento de matemáticas de la Universidad de Gotinga, que en ese momento poseía un gran prestigio, pero la facultad de filosofía se opuso tajantemente a ello, por lo que pasó cuatro años dando clases en nombre de otro profesor hasta que por fin, en 1919, se le permitió su contratación.

Desde ese momento, su fama siguió creciendo, llegando incluso a exponer sus teorías en el Congreso Internacional de Matemáticas de Zúrich, en 1932. Sin embargo, una vez que Hitler entró en el poder, su gobierno comenzó a expulsar a los judíos que tenían puestos laborales en las Universidades, por lo que tuvo que marcharse a Estados Unidos, donde siguió su tarea en el Bryn Mawr College, de Pensylvania, donde permaneció hasta su fallecimiento, a causa de un quiste ovárico, en 1935.

Aportaciones a la ciencia de Emmy Noether

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Emmy trabajó especialmente en tres áreas de las matemáticas a lo largo de su carrera. En primer lugar, trabajó sobre la teoría de los invariantes y los cuerpos numéricos. Más adelante, se centró en el estudio del álgebra abstracta y, por último, publicó obras sobre álgebra no comutativa y número hipercomplejos. 

Muchos de sus estudios supusieron un punto de partida para un gran número de líneas de investigación, incluso en campos muy alejados al suyo, como la topología algebraica. Sin embargo, es principalmente conocida por formular el bautizado, en su honor, como Teorema de Noether. Este teorema tiene un gran número de aplicaciones prácticas en el campo de la física y, además, explica por qué existen leyes de conservación y magnitudes físicas que no cambian con el tiempo dentro de un sistema físico.

Éste es el caso de una mujer brillante, con una carrera brillante, que supo hacerse valer a pesar de las adversidades. Por eso la recordamos hoy.