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Demuestran que la dieta vegetariana puede cambiar tu genética

Según un estudio reciente, la dieta vegetariana cambia el genoma a largo plazo en aquellas poblaciones que llevan tiempo siguiendo ese tipo de alimentación.

1 abril, 2016 11:18

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Cada vez existen más pruebas científicas que apoyan ese típico refrán que afirma que “somos lo que comemos“.

Nuestra alimentación da lugar a un gran número de cambios en nuestro cuerpo, desde la salud en general hasta el peso. Sin embargo, eso no es todo; ya que, según un reciente estudio publicado en Molecular Biology and Evolution, también se pueden producir modificaciones a niveles mucho más profundos, concretamente en los genes.

Lógicamente, no es algo que pase de la noche a la mañana, pero sí que es cierto que aquellas poblaciones que llevan a cabo este tipo de dietas durante tiempos prolongados acaban experimentando cambios en una localización concreta del genoma.

¿Por qué la dieta afecta al genoma?

comida-saludable

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Como sabéis, a lo largo de la evolución de una especie, se seleccionan aquellos caracteres que favorecerán su supervivencia en unas condiciones determinadas, moldeando el genoma para adaptarlo a factores como el clima o la alimentación.

Por eso, si por ejemplo una especie no consume leche, no tendrá la enzima que ayuda a digerir la lactosa y si basa su dieta en los vegetales, deberá tener un buen sistema enzimático capaz de degradar eficientemente las sustancias contenidas en ellos.

El estudio que demostró que la dieta vegetariana cambia el genoma

adn-genoma

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Basándose en esto, un grupo de científicos de la Universidad de Cornell, llevaron a cabo  un estudio en el que buscaban este tipo de variaciones.

Para empezar, habían analizado el genoma de varios miembros de una tribu de esquimales Inuit, cuya alimentación se basa principalmente en el marisco. Curiosamente, al compararlo con el de otras tribus similares, pero con dietas vegetarianas, comprobaron que estos últimos poseían un gen distinto, con una inserción de 22 pares de bases (los ladrillitos que forman el ADN).

Ante este descubrimiento, los investigadores decidieron analizar concretamente ese gen en diferentes grupos poblacionales acostumbrados a distintos tipos de dietas.

Para ello, tomaron muestras de ADN de 234 indios vegetarianos y 311 ciudadanos de Estados Unidos, la cuna de la hamburguesa. Tras analizarlos, vieron que el 68% de los indios tenían la variante vegetariana del gen, mientras que sólo un 9% de los estadounidenses contaban con ella. Queda claro, por lo tanto, que el genoma de cada población se ha ido adaptando a lo largo de los años, ¿pero cómo ayuda esta variación a los vegetarianos?

Básicamente, facilita la digestión de ácidos grasos omega-3 y omega-6, que se encuentran presentes en aceites vegetales y de semillas y funcionan como precursores de otros tipos de ácidos grasos. Esto se corrobora al comprobar la baja prevalencia de esta variante genómica en los europeos, ya que su dieta incluye grandes cantidades de leche y derivados lácteos, de los que obtienen suficiente cantidad de ácidos grasos de cadena larga como para no necesitar la mediación de precursores.

¿Cómo puede ayudar este descubrimiento a la población?

dieta_saludable

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Este descubrimiento resulta de gran utilidad por dos causas, principalmente. Por un lado, conocer nuestro genoma nos puede ayudar a adaptar nuestra dieta, de modo que sólo comamos aquellos alimentos que estamos preparados para digerir correctamente.

Por otro lado, también puede alertar a los médicos para anticiparse a la segunda cara, menos afable, de esta variante; ya que también favorece la síntesis de ácidos grasos inflamatorios, asociados a la aparición de enfermedades cardíacas y algunos tipos de cáncer.

Y es que estos ácidos grasos son muy necesarios para nuestro organismo, pero siempre en su justa medida, por lo que los vegetarianos deben evitar abusar de ellos.

Por lo tanto, como os decía al principio, al final los refranes siempre tienen razón. Somos lo que nuestros genes dicen que somos, y nuestro ADN representa lo que comemos; por lo tanto, es cierto, somos lo que comemos.