La historia del tercer co-fundador de Apple, del que nadie se acuerda
Esta es la historia de Ronald Wayne, el tercer co-fundador de Apple del que nadie se acuerda.
1 abril, 2016 18:16Noticias relacionadas
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Es posible que no lo sepas, pero existe un tercer co-fundador de Apple que tuvo más importancia de la que nadie da crédito.
Hoy 1 de abril, Apple cumple 40 años, y lo hace en su mejor momento. No es una de las compañías más valiosas del sector tecnológico, es una de las compañías más valiosas del mundo, punto, con un valor de 600.000 millones de dólares.
Aunque empezó en el negocio de los ordenadores, en la actualidad Apple es la principal representante del movimiento “post-PC”, con el iPhone y el iPad como dos dispositivos que han cambiado drásticamente el mercado. Pero la verdad es que a lo largo de su historia hubo muchas ocasiones en las que Apple estuvo a punto de desaparecer sin que nadie pudiese hacer nada para evitarlo.
Cómo Ronald Wayne se convirtió en el tercer co-fundador de Apple
Todos sabemos que Apple nació gracias a Steve Jobs y Steve Wozniak; uno tenía la visión y la ilusión, y el otro tenía los conocimientos y el saber hacer. Juntos, eran imparables, como demostraron cuando partieron de la nada y acabaron compitiendo contra los principales fabricantes de ordenadores del mercado.
Pero los dos Steve no estaban solos. Lo que la mayoría de la gente no sabe es que existió un tercer fundador de Apple, Ronald Wayne, que sólo estuvo en los inicios de la compañía pero cuyo papel fue vital para garantizar que la unión de Jobs y Wozniak diese sus frutos.
Steve Jobs conoció a Wayne cuando trabajaban juntos en Atari (sí, esa Atari); Jobs era joven y tenía demasiadas ideas en la cabeza, Wayne tenía 41 años y tenía la sabiduría y el auto-control de los veteranos. De alguna manera, los dos se hicieron amigos, y Jobs se dio cuenta de que podía confiar en Wayne para ser el faro que le guiase cuando estuviese perdido.
Por ejemplo, hubo un tiempo en el que Steve Jobs quería meterse en el negocio de las máquinas tragaperras, pero Wayne consiguió convencerle de lo contrario. Probablemente existe un universo paralelo en el que Apple es un fabricante de tragaperras, pero afortunadamente la guía de Wayne llevó a Jobs por otros desafíos.
Una figura irreemplazable en el nacimiento de Apple
Un día, Jobs tenía una petición muy interesante para Wayne: tenía que convencer a Steve Wozniak de que el futuro de los tres estaba fabricando ordenadores. Y lo consiguió arriesgando su propio dinero y escribiendo de su puño y letra el acuerdo que los uniría en la nueva empresa, llamada Apple Computer Inc.
Cuando Apple fue fundada, Jobs y Wozniak se repartieron el 90% de las acciones, y dejaron un 10% para Ronald Wayne, que se convertiría en el mediador entre estas dos grandes mentes, una especie de “supervisor adulto” entre dos “niños”.
No era ningún secreto que entre los dos Steve podían saltar las chispas a la más mínima ocasión, y el trabajo de Wayne era ser la voz de la razón en estas situaciones y llegar a una solución que tuviese en cuenta todas las opiniones.
Esa no fue su única función, Ronald Wayne también diseñó el logotipo original de Apple, mucho más complejo que el la simple manzana mordida; en su diseño estaba más clara la asociación con la famosa manzana de Isaac Newton. Además, el manual del Apple I fue escrito por Wayne.
Una división inevitable, y una caída en el olvido
Sin embargo, pronto Wayne se dio cuenta de que su futuro no iba a estar ligado al de Apple. Él mismo habla de la escisión como algo inevitable, que hubiera ocurrido tarde o temprano; si hubiera esperado apenas cuatro años, hubiera salido de Apple como un millonario, pero él nunca ha mostrado remordimiento por ello.
En aquel momento Wayne aún seguía con su trabajo en Atari y tenía sus propios proyectos; en cambio, para Jobs y Wozniak, Apple era lo único que tenían, y estaban más dispuestos a arriesgarse. La gota que colmó el vaso fue un acuerdo con una pequeña cadena de tiendas llamada Byte Shop, por el que Apple fabricaría 50 máquinas con un precio por determinar.
En perspectiva fue un acuerdo pequeño, pero en su momento era sumamente importante para la supervivencia de Apple, que ni siquiera tenía suficiente dinero como para cumplirlo, y tuvo que pedir un préstamo de 15.000 dólares (de 1976).
Ante esta perspectiva, Wayne no se quería arriesgar, porque había investigado y descubierto que Byte Shop tenía una mala fama de no pagar a sus proveedores. Él era el único de los tres con algo que perder, un trabajo, una casa, y unos ahorros, y por eso intentó convencer a los otros dos de que buscasen un acuerdo en otro sitio, pero era demasiado tarde.
Ronald Wayne decidió entonces seguir su camino y vender sus acciones por 800 dólares. Hoy en día, un 10% de las acciones de Apple vale 60.000 millones de dólares, aunque Wayne ha negado una y otra vez que esto haya cambiado su perspectiva. Él considera que la decisión que tomó era la correcta con la información que tenía, y tal vez sea mejor así.
El papel de Ronald Wayne era el de unas ruedecillas de apoyo en una bicicleta. Una vez que Jobs y Wozniak empezaron a pedalear, su papel terminó, lamentablemente perdido en el olvido.