El protozoo gigante que se disfraza de esponja carnívora
Hoy os hablamos de Spiculosiphon oceana, que tiene la curiosa costumbre de disfrazarse de esponja carnívora.
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La naturaleza esconde verdaderos expertos en el arte del camuflaje.
Es más, algunos lo hacen tan bien que llegan a confundir a los investigadores, haciéndoles incapaces de ver un ser vivo aún por descubrir delante de sus narices.
Este es el caso de Spiculosiphon oceana; un protozoo que, no contento con ser mucho más grande que el resto de sus parientes, decide disfrazarse de esponja carnívora, confundiendo al resto de habitantes del océano y también a los científicos; que, de hecho, no pudieron dar con él hasta junio de 2013, cuando fue avistado en la Montaña Submarina de Seco de Palos, cerca de las costas de Murcia.
¿Cómo lleva a cabo su proceso de camuflaje Spiculosiphon oceana?
Spiculosiphon oceana, también conocido como protozoo ameboide, es una especie gigante de un filo de protistas, llamado foraminíferos. De hecho, si lo englobamos en nuestra sección de microbios es por su parentesco con los protozoos; pero no por su tamaño, pues puede llegar a mediar hasta 5 centímetros.
Su nombre se debe a la organización conservacionista sin ánimo de lucro Oceana, que los descubrió en 2013 en colaboración con el Centro de Estudios Avanzados de Blanes, perteneciente al CSIC.
¿Pero a qué se debe el apelativo de “ameboide“? Si recordáis el artículo sobre las amebas, estos seres vivos unicelulares tienden a agruparse entre sí cuando las condiciones son adversas, captando la apariencia de un animal pluricelular más grande. En el caso de nuestro protagonista de hoy, a pesar de ser unicelular, los investigadores tardaron en detectarlo, ya que toma la apariencia y el estilo de vida de las esponjas carnívoras; que, como sabéis, son animales invertebrados acuáticos y, por supuesto, pluricelulares.
Para ello, recoge concienzudamente las espículas de esponjas muertas que se va encontrando y las agrupa sobre su cuerpo, uniéndolas entre sí con un pegamento proteico elaborado por él mismo.
Una vez hecho el disfraz, se queda en el fondo del mar, a la espera de visualizar una presa, normalmente plancton. Cuando lo hace, extiende sus pseudópodos y trae hacia sí a su víctima, que queda retenida en las espículas del falso caparazón.
Si en algún momento de vuestra vida estáis tristes y os encontráis incapaces de lograr vuestros objetivos, pensad en nuestro microbio de hoy. Si él puede convertirse en esponja, ¿por qué no vamos a poder nosotros ser lo que queramos ser? Lo importante es trabajar y ser persistente, del mismo modo que este protozoo.