Los jabones antibacterianos hacen más mal que bien para nuestra salud
Los jabones antibacterianos, a raíz de algunos de sus compuestos, podrían aumentar el riesgo de infecciones (y no al revés).
10 abril, 2016 18:13Noticias relacionadas
Los jabones antibacterianos siempre han sido considerados el buque insignia de la prevención de infecciones, por razones obvias.
Pero, ¿y si estábamos equivocados? Desde que el obstetra húngaro Ignacio Felipe Semmelweis diese la voz de alarma y nos enseñase el valor de lavarnos las manos allá por 1846, el uso jabones antibacterianos poco a poco se ha convertido en la tónica del día a día en los hospitales, y en muchos otros ámbitos. La evidencia científica corroboraba la importancia de este acto.
Sin embargo, diversos estudios recientes están demostrando conclusiones totalmente paradójicas al respecto, llegando a afirmar que los jabones antibacterianos son más dañinos de lo que pudiésemos imaginar.
Los compuestos de los jabones antibacterianos, a examen
Para empezar, los compuestos más comunes que forman parte de los jabones antibacterianos, como el triclosán o el triclocarbán, parecen haber demostrado que aumentan el riesgo de sufrir infecciones: Alteran el microbioma intestinal y estimulan las resistencias a los antibióticos de las bacterias; a su vez, su uso como prevención de las infecciones parece tener poca evidencia.
Cabe destacar, eso sí, que existen circunstancias donde estos compuestos SÍ son útiles, como por ejemplo el lavado de manos de los médicos antes de las cirugías o tras visitar a pacientes hospitalizados. Sin embargo, la mayoría de la gente apenas usa estos productos unos segundos, y dicho uso no es mejor que usar agua tibia o jabones comunes que no contengan estos productos.
La Foods & Drugs Administration (FDA) de EE.UU. dio como seguros estos dos productos hace unos años, pero ahora están revisando si su uso es superior a los jabones comunes, ya que hay bastantes dudas al respecto.
Los jabones antibacterianos podrían aumentar el riesgo de infecciones, y no al revés
Por otro lado, la investigación sobre los jabones antibacterianos y sus riesgos no cesa, sobre todo en lo que concierne al triclosán. Dicho producto químico no solo se usa en jabones, sino también en champús, pastas de dientes, cosméticos, productos de limpieza… Está en todas partes, y se absorbe fácilmente tanto por ingerirlo como por su contacto con la piel humana.
Sabiendo esto, Blaise Boles y sus colegas de la Universidad de Michigan realizaron un estudio, publicado en mBio, con 90 adultos sanos acerca del triclosán. Para su sorpresa, el 41% de los individuos tenían triclosán en su mucosidad, y esto a su vez aumentaba su riesgo de sufrir una infección por una bacteria común de la nariz humana, el Staphylococcus aureus.
Por otro lado, Boles y sus colegas descubrieron que si exponían a ratas de laboratorio a triclosán estás tenían más dificultades (y no menos) para deshacerse de la infección por esta bacteria invasora. Por lo visto, esta sustancia ayuda a las bacterias a ser más “pegajosas”, lo que dificultaría su expulsión del organismo.
Por otro lado, otro estudio llevado a cabo por Thomas Sharpton y sus colegas de la Universidad Estatal de Oregón sugiere que el triclosán altera la flora intestinal del pez cebra (un organismo muy usado en investigación).
Y, además, un estudio presentado en la 98ª Reunión Anual de la Sociedad de Endocrinologia el pasado 1 de abril de 2016 en Boston afirmó que las ratas expuestas a triclocarbán pasan dicho compuesto a sus crías, y en ambas se altera la flora intestinal.
Los compuestos de los jabones antibacterianos aumentan las resistencias a los antibióticos
Por otro lado, otras líneas de investigación se han centrado en los efectos de estos compuestos de los jabones antibacterianos a largo plazo, es decir, después de que sean expulsados por el cuerpo humano. En este caso tenemos al Dr. McNamara y sus colegas de la Universidad de Marquette, que han seguido al triclosán y triclocarbán hasta las plantas de tratamiento de aguas residuales.
Según un estudio de 2014 publicado en Environmental Science & Technology, el triclosán alteraría la capacidad para las bacterias para digerir yodo y aumentarían un tipo de gen llamado MexB. Todo esto, en conjunto, aumentaría la capacidad de las bacterias para ser resistentes a los antibióticos.
Por otro lado, en otro estudio de 2016 publicado en Environmental Science & Technology, los mismos investigadores demostraron que el otro compuesto, el triclocarbán, tenía exactamente el mismo efecto que el triclosán.
Puede parecer que el peligro está “fuera”, y que solo se centraría en estas plantas de tratamiento de aguas residuales, pero estas “superbacterias” pueden acabar filtrándose al agua normal, y la tierra y, finalmente, acabar llegando a las personas mediante alimentos a pesar de todos los tratamientos que realicemos para evitar que esto ocurra.
Hasta que la FDA de pronuncie, el consejo de estos investigadores es evitar los jabones antibacterianos que contengan estos productos y, asimismo, usar alternativas como los jabones comunes o desinfectantes a base de etanol.