Cómo las cubiertas de los bombones pueden ayudar a fabricar mejores aviones
¿Imagináis una misma fórmula matemática para obtener buenos bombones, aviones o recubrimientos de píldoras? Estos científicos del MIT lo han conseguido.
11 abril, 2016 19:11Noticias relacionadas
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Hay quien dice que la ciencia y la cocina son disciplinas hermanas.
La verdad es que es cierto que un buen científico suele disfrutar probando el resultado de diferentes mezclas gastronómicas, mientras que los cocineros, a menudo, buscan el modo de acercar algunas herramientas científicas a la elaboración de sus platos.
Por eso, no es de extrañar que un mismo descubrimiento pueda servir a la vez para que los chocolateros perfeccionen su técnica en la elaboración de bombones y para mejorar el diseño de aviones y helicópteros. Este es el caso de uno de los últimos hallazgos de los científicos del MIT, que acaban de publicar sus resultados en Nature Communications.
La fórmula matemática para obtener buenos bombones y mejores aviones
Para la creación de bombones huecos, los chocolateros suelen depositar el chocolate en moldes. A continuación, giran estos recipientes, dejando caer el sobrante, de modo que consiguen una cáscara de espesor constante.
¿Pero qué pasa si sustituimos el chocolate por un polímero de consistencia similar? Eso mismo se preguntaron estos científicos, que decidieron repetir el proceso utilizando un polímero elástico.
Como si de maestros chocolateros se tratase, lo vertieron en moldes de diferentes tamaños y, después de retirar el exceso, lo dejaron enfriar, obteniendo una cáscara cuyo grosor cambiaba a medida que se iban variando distintos parámetros, como el tamaño del molde o la velocidad de enfriado. Curiosamente, otras características; como el volumen inicial de muestra o la altura desde la que se deja caer no influyeron de ninguna forma en el grosor final.
Tras recabar y anotar todos estos datos, desarrollaron una fórmula matemática que podía predecir el espesor de la capa más externa, permitiendo variar los parámetros para conseguir las dimensiones que se ajusten a los deseos del fabricante.
¿Cuáles pueden ser las aplicaciones industriales de esta fórmula matemática?
Gracias a este descubrimiento, los chocolateros podrán obtener bombones resistentes a la par que crujientes, capaces de soportar sin romperse todo tipo de rellenos, que se desharán al contacto con el interior de nuestra boca…. Sí, vale, es posible que ahora me estéis odiando por haberos creado el antojo irrefrenable de comer bombones, pero esa no es, ni de lejos, la mejor de las aplicaciones de esta fórmula matemática.
Y es que , gracias a ella, se pueden optimizar un gran número de procesos. Por ejemplo, como sabéis, muchos fármacos de consumo habitual se dan en forma de píldoras, recubiertas de una especie de plástico que se deshace en el lugar de nuestro organismo en el que debe ejercer su función.
Para que esto ocurra correctamente, el grosor del polímero es muy importante, por lo que con ayuda de este hallazgo se podrá aumentar la eficiencia del mecanismo de liberación del medicamento.
Por otro lado, para la fabricación de vehículos aerodinámicos, como cohetes o aviones, es necesario elegir a conciencia los materiales y tener muy en cuenta todas sus propiedades, incluyendo el grosor.
De momento, sólo se han realizado ensayos con moldes esféricos, pero estos investigadores piensan repetirlos utilizando recipientes elípiticos y, poco a poco, poder mejorar el proceso para extrapolarlo a todo tipo de industrias. ¿Quién sabe? Quizás en un futuro podríamos ver cruzar nuestros cielos aviones diseñados por la misma técnica que los bombones que ahora estáis deseando comer. Y es que el abanico de posibilidades que nos ofrece la ciencia es inigualable.