El curioso caso de la mujer que no podía recordar su pasado ni imaginar su futuro

Muchos piensan que sin nuestros recuerdos no seríamos nada.

Da igual que sean tristes o felices; el caso es que todos ellos nos van forjando hasta convertirnos en las personas que somos, o al menos de eso es de lo que nos han intentado convencer la literatura, el cine y nuestras propias conciencias a lo largo de nuestra vida. ¿Pero y si no fuesen tan necesarios?

Si le preguntamos a Susie McKinnon seguro que tendría una visión totalmente diferentes. Y es que esta mujer, que ha contado su caso en una entrevista en la revista Wired, tiene afectada un tipo concreto de memoria que le impide visualizar  recuerdos en su mente, pero no aprender información nueva.

El caso de Susie McKinnon

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Susie es una mujer de 60 años de edad que lleva una vida totalmente normal junto a su marido Eric Green. De ideas claras, con un trabajo estable y una vida acomodada, cuenta que su “pequeño problema” nunca la he supuesto un gran impedimento y que, de hecho, ha aprendido a convivir y disfrutar con él.

Es totalmente incapaz de visualizar en su mente los recuerdos del mismo modo que lo hacemos la mayoría de nosotros. Por ejemplo, sabe qué día se casó, conoce anécdotas del día de la boda y puede descibir cómo iba vestida, pero todo eso lo ha memorizado a través de los testimonios de su marido y las fotos de aquel día. Es lo único que ha pedido retener en su mente, pues no tiene ningún recuerdo propio y, para ella, mirar esas fotos es como observar la boda de otra pareja.

Sin embargo, para ella todo eso era algo tan normal que no fue consciente de que no era como los demás hasta sus años de instituto, cuando un compañero de clase le pidió que participara en unos test sobre la memoria que estaba realizando como parte de un trabajo escolar. Al ver que le hacía un montón de preguntas concretas sobre su infancia, ella se sintió extrañada, pues estaba totalmente segura que nadie era capaz de retener esos recuerdos y que, cuando los contaban, les echaban demasiada imaginación. Pero, al ver que el chico insistía, se dio cuenta. Había algo en ella que no era normal.

¿Cuáles son las diferencias entre memoria episódica y semántica?

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Cuando nos hablan de tipos de memoria, tendemos a pensar en la memoria fotográfica, la memoria asociativa o, como mucho, la memoria a corto o largo plazo. Sin embargo, no nos paramos a pensar que hay muchas más, siendo la semántica y la episódica dos de las más importantes.

La semántica, es la que nos ayuda a formar nuestro lenguaje, pues permite retener el significado de los conceptos y sus relaciones semánticas. En cambio, la episódica, también conocida como autobiográfica, es la que almacena recuerdos sobre vivencias propias, creando una imagen más o menos difuminada de ellos en nuestra mente. Ésta incluye lo que los psicólogos llaman conciencia autonoética, consistente en la capacidad para hacernos protagonistas de nuestros propios recuerdos; es decir, el Yo recordado es el Yo presente.

Entendemos por amnesia la ausencia total de todo tipo de memoria, pero realmente las cosas no funcionan así. Lo que ocurre realmente lo descubrió en  Endel Tulving, un psicólogo y neurocientífico cognitivo que en 1972 describió los distintos tipos de memoria a largo plazo. Según sus primeras investigaciones, la memoria semántica es necesaria para componer la memoria episódica; pero, como comprobó más tarde, puede ser que esta última nunca llegue a formarse.

Susie McKinnon no está sola

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Después de comprobar que realmente su modo de recordar no era el habitual, Susie comenzó a informarse sobre el tema hasta llegar a leer los artículos de Tulving. En uno de ellos, narraba el caso de un hombre de 30 años, que después de un accidente había sufrido una lesión cerebral que le llevó a perder cualquier tipo de recuerdo episódico, mientras que su memoria semántica permanecía intacta. Según él, aunque todos los casos conocidos partían de un daño previo en el cerebro, parecía totalmente posible que alguien estuviese afectado del mismo modo desde su nacimiento.

Sin duda, Susie era esa persona, pero le daba reparo contactar con alguien tan importante como Tulving, así que decidió llamar primero a Brian Levine, uno de los científicos que habían trabajado con él. Éste, se puso inmediatamente en contacto con ella y comenzó a estudiar el caso. Pronto dio con otros dos individuos con los mismos síntomas que ella y decidió reunirlos a todos para comenzar un ensayo consistente en una serie de entrevista y un análisis de sus cerebros a través de resonancia magnética.

Todos ellos mostraban patrones similares: vidas plenas, trabajos exitosos y relaciones sentimentales satisfactorias; pero, sobre todo, incapacidad total para visualizar recuerdos en su mente. Los resultados de la resonancia magnética no mostraron ningún tipo de daño, pero sí hallaron una actividad anormalmente reducida en las zonas implicadas en la conciencia del yo, la capacidad para viajar en el tiempo mentalmente y la habilidad para formar recuerdos episódicos.

Sin embargo, todo lo demás era normal, se trataba de personas inteligentes, sin ningún tipo de daño.

Si no necesitamos la memoria episódica, ¿por qué la tenemos?

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Los científicos aún no han hallado una respuesta para esta pregunta. Si evolutivamente la hemos conservado será que es necesaria, pero lo cierto es que para Susie este problema puede llegar a ser incluso un don; ya que, vale, no puede memorizar los buenos recuerdos, pero tampoco los malos. Todos conocemos como de traumático puede llegar a ser el recuerdo de una mala experiencia y, como veis, es una sensación con la que esta mujer nunca tendrá que lidiar.

De hecho, ella afirma ser feliz con su modo de recordar. No usa redes sociales ni ningún avance de la tecnología que pueda ayudarle a memorizar cada momento; pues, según ella, si se empeña en retenerlo, se olvidará de disfrutarlo.

El caso contrario es el de algunas personas que padecen un trastorno bautizado como síndrome hipertiméstico, caracterizado por un exceso de memoria autobiográfica. Estos pacientes poseen recuerdos muy vívidos y detallados de todo lo que les pasa e incluso llegan a desarrollar una obsesión compulsiva por recordarlo todo. Desde luego, eso sí que es una condena.

Susie tampoco puede imaginar su futuro

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La incapacidad para formar imágenes mentales de sus vivencias la lleva a no poder tampoco imaginar su futuro. En realidad no puede imaginar, en general, pues le resulta imposible crear en su mente varios sucesos y unirlos entre sí de manera que tengan sentido. Esto se observa en su incapacidad para jugar al ajedrez; ya que, aunque conoce los movimientos a la perfección, no puede anticiparse a los posibles modos de respuesta de su adversario y responder en consecuencia.

Los que nacimos con una memoria calificada como “normal” somos incapaces de imaginar una vida sin nuestros recuerdos, pero si alguien ha vivido sin ellos no sólo puede tener la vida de cualquiera, sino que puede aprovechar su problemilla para ser incluso más feliz. Y es que, si la vida te da limones…

Imagen Susie McKinnon: CBC