¿Podrían los humanos llegar a regenerar sus extremidades?
¿Es posible regenerar extremidades en humanos? Pues, aunque suene a locura, tenemos los genes necesarios y la ciencia está buscando el modo de activarlos.
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Son muchos los seres vivos capaces de regenerar algunas partes de su cuerpo.
Desde la lagartija, que soltaba su cola en nuestras manos cuando tratábamos cazarla de pequeños; hasta la salamandra, a la que dedicamos recientemente un artículo con motivo de su gran poder de regeneración, pasando por la estrella de mar, son muchos los animales con este superpoder, que causa la envidia de los seres humanos.
Sin embargo, si nos retrotraemos a las etapas más tempranas de nuestros antepasados, cuando aún tenían branquias y se parecían más a los peces que a nosotros mismos, veremos que ellos sí que tenían el poder de la regeneración. ¿Qué pasó con él? ¿Por qué lo perdimos? Puede que los científicos no puedan contestarnos a esas preguntas, pero tienen algo mucho mejor, ya que han comprobado que los genes necesarios para este proceso aún se encuentran latentes en nuestro genoma, sólo hay que buscar un modo de despertarlos.
¿Tendremos los humanos la capacidad de regenerar extremidades?
Quizás hacer esta afirmación sea apuntar muy alto, pero si los resultados de este estudio, recientemente publicado en Nature, llegan a buen puerto, podría suponer un trampolín para terapias muy efectivas en el campo de la medicina regenerativa.
Estos científicos, procedentes de la Universidad de Duke, llegaron a esta conclusión cuando, tras realizar una lista de los genes que llevan a animales como la salamandra o el pez cebra a regenerar sus tejidos , comprobaron sorprendidos que los humanos también tenemos algunos de ellos.
Por lo tanto, era necesario buscar un modo de regular su activación para poder aprovechar su capacidad regenerativa.
¿Cómo realizaron el estudio?
Tras adentrarse en el estudio del genoma del pez cebra, comprobaron que éste contenía una serie de secuencias reguladoras que potenciaban la acción de los genes responsables de la regeneración de tejidos. Esto resultaba muy interesante; ya que, si bien es cierto que ya se ha conseguido regenerar tejidos en el laboratorio en casos como la proliferación de células del corazón o la regeneración de una aleta cortada, lo que aún no se ha logrado es usar estos factores reguladores a modo de interruptor, de modo que se mantenga activado el proceso de regeneración y se apague una vez curado el tejido lesionado.
¿Pero funcionarían estos mecanismos en mamíferos? Para comprobarlo, utilizaron un grupo de ratones transgénicos, en cuyo genoma se introdujeron los genes de interés obtenidos del pez cebra. Además, la construcción genética que se le introdujo también contenía el gen lacZ, usado en investigación por su capacidad para producir color azul en el lugar en el que se active.
De este modo, pudieron comprobar que, efectivamente, una vez modificado el genoma del ratón, se producía la activación de los genes asociados a la regeneración en el corazón y las patas lesionadas.
Aunque aún les queda mucho por estudiar, estos resultados son una grandísima noticia para la medicina regenerativa, pues revelan la capacidad de estos genes activadores para potenciar la regeneración de tejidos en mamíferos y, ¿por qué no?, quizás también en humanos.
De momento se encuentran buscando más de estos genes para comprobar si actúan específicamente en un tejido concreto y aprender cómo usarlos de forma eficiente.
Por lo tanto, regenerar extremidades perdidas en humanos es cosa de películas de ciencia ficción, pero bueno, la ciencia de los laboratorios está dando grandes pasos en ese aspecto; así que, nunca mejor dicho, todo se andará.